Líderes europeos emiten advertencias contundentes a Rusia: listos para derribar sus aviones en respuesta a provocaciones
Esta semana, las capitales europeas expresaron mensajes firmes advirtiendo al Kremlin sobre las graves consecuencias que enfrentarían en caso de nuevas violaciones del espacio aéreo.
Diplomáticos de varios países, entre ellos el Reino Unido, Francia y Alemania, mantuvieron reuniones en secreto en Moscú y afirmaron que la OTAN tiene la intención de responder de manera contundente a cualquier provocación adicional por parte de Rusia, en particular por el cruce de aviones militares sobre Estonia y otros países bálticos.
Estas acciones son vistas como señales intencionadas de hostilidad, autorizadas por los mandos militares superiores rusos.
Sin embargo, las autoridades rusas negaron haber violado el espacio aéreo de Estonia, argumentando que sus aviones nunca ingresaron en las fronteras internacionales y que no intentan poner a prueba la paciencia de la alianza.
También atribuyeron el incidente con drones que cruzaron la frontera con Polonia a un error técnico.
Moscú sostiene que sus vuelos militares se realizan en conformidad con las leyes internacionales y está abierto al diálogo.
Por su parte, el ministro de Defensa de Ucrania instó a la OTAN a actuar con determinación, citando como ejemplo la decisión de Turquía en 2015 de derribar un avión ruso.
Los expertos advierten que las provocaciones rusas parecen una forma de guerra híbrida.
Europa enfrenta un dilema: equilibrar la contención con la necesidad de responder a las amenazas, ya que las maniobras agresivas de Rusia podrían desencadenar un conflicto mayor.
Las delegaciones políticas están unidas en la idea de una respuesta rápida y firme, pero las diferencias en enfoques y los temores a una escalada dificultan la unidad.
Los informes de inteligencia indican que Rusia está poniendo a prueba la reacción internacional con el despliegue de drones y aviones avanzados, lo que podría estar preparando el camino para una escalada a mayor escala.
Las naciones europeas, especialmente Polonia y los países bálticos, demandan mayor inversión en defensa, incluyendo sistemas modernos de defensa aérea y protección cibernética.
En medio de esta tensión, mantener la unidad y demostrar solidaridad son claves para evitar una escalada que pueda poner en riesgo la estabilidad regional.
