Profundización en la evaluación de la supuesta influencia de Trump sobre Putin en el contexto del conflicto entre Rusia y Ucrania
Las recientes declaraciones del expresidente de Estados Unidos, Donald Trump, han provocado un amplio debate y análisis en la comunidad política mundial, ya que reflejan un posible cambio en su percepción de su capacidad para influir en Vladimir Putin, líder ruso y principal arquitecto de la agresión contra Ucrania.
Varias fuentes informan que Trump ha comenzado a expresar dudas sobre su propia influencia y poder de persuasión, que anteriormente creía tener en diálogo con el Kremlin, admitiendo ante su círculo cercano que subestimó el deseo de paz de Putin.
Estas palabras resonaron antes de su retorno a la escena política, cuando antes prometió hacer todo lo posible por terminar la guerra en Ucrania, incluyendo la implementación de sanciones.
Sin embargo, la realidad actual muestra que Trump reconoce que su capacidad para influir en Putin ha disminuido considerablemente.
A pesar de ello, no ha impuesto nuevas sanciones contra Rusia y en cambio ha descargado la responsabilidad de presionar a Putin en los países europeos, instando a la Unión Europea a reforzar las sanciones contra Moscú y Pekín.
Sus declaraciones generan múltiples interrogantes y sugieren una posible reducción consciente o inconsciente de la influencia estadounidense en la región.
A finales de septiembre, Trump anunció en sus redes sociales que está dispuesto a endurecer las sanciones contra Rusia y exigió que los países de la OTAN dejen de comprar petróleo ruso para hacer más efectivas sus acciones.
Esto revela su intención de mantener su peso político, aunque también refleja cautela y posible retirada de los esfuerzos directos de influencia en medio de un escenario geopolítico complejo que se avecina en torno a Ucrania.