Colapso político en Francia: ¿Qué le depara al país tras la renuncia del gobierno?
Francia ha entrado inesperadamente en una grave crisis política que podría tener profundas repercusiones para su estabilidad interna y su posición en el escenario mundial.
El 8 de septiembre, la Asamblea Nacional votó en secreto para censurar al primer ministro François Bayrou, lo que llevó a su renuncia automática.
Esta decisión sorprendió a las élites políticas, ya que Bayrou había sido el quinto primer ministro en menos de dos años y buscaba implementar un controvertido plan de austeridad económica, que incluía recortes de 44 mil millones de euros en gastos públicos mediante la eliminación de dos días festivos nacionales y el congelamiento del gasto estatal.
La votación en su contra contó con el respaldo de 364 diputados, mientras que solo 194 estaban a su favor, superando ampliamente los 280 votos necesarios para destituirlo.
Estos eventos representan un desafío importante para el presidente Emmanuel Macron, especialmente ante las crecientes presiones económicas, como la subida de la deuda pública, el aumento en los rendimientos de los bonos franceses (que ya superan a los de España, Portugal y Grecia) y la posible rebaja de la calificación crediticia del país.
Los mercados financieros están atentos a la situación, temiendo que la crisis política pueda debilitar la capacidad de Francia para gestionar su déficit récord, previsto este año en 5.4% del PIB, y una deuda que supera los 3,3 billones de euros.
Expertos advierten que esta crisis podría agravar las vulnerabilidades económicas, arriesgando repetir las crisis de deuda de la Eurozona en el pasado.
La renuncia de Bayrou marca la segunda vez consecutiva que un primer ministro se ve obligado a dimitir tras una moción de censura, tras la salida de Michel Barnier en diciembre de 2024.
La discordia interna coincide con el aumento de los movimientos de oposición, protestas y tensiones políticas.
El gobierno ya analiza posibles candidatos para ocupar el cargo, incluyendo al ministro de Defensa, Sébastien Lecornu, y al ministro de Justicia, Gérald Darmanin, aunque los partidos de oposición han declarado que obstructarán cualquier intento de nombrar a un nuevo centro político.
La crisis también tiene raíces en la controvertida decisión de Macron el año pasado de convocar elecciones anticipadas, que dejaron a Francia con un parlamento fragmentado, dificultando la estabilidad del gobierno.
Además del caos político, se están gestando protestas sociales, con grupos de extrema izquierda que convocan movilizaciones nacionales el 11 de septiembre y sindicatos que preparan manifestaciones masivas para el 18 del mismo mes.
Todo esto ocurre en un contexto de conflictos en Ucrania y Oriente Medio, que agravan la incertidumbre en Europa.
Los analistas señalan que la situación en Francia favorece a actores globales como Vladimir Putin y Donald Trump, que buscan aprovechar las debilidades europeas para incrementar su influencia en el escenario mundial.
