Las maniobras políticas de Trump y su impacto en el conflicto Ucrania-Rusia: mayor independencia de Putin y nuevas estrategias de la última administración
Tras su regreso al cargo, el equipo de Donald Trump se vio obligado a reconsiderar su enfoque hacia Rusia y Ucrania.
En un principio, sus declaraciones sorpresivas sobre la posibilidad de cambiar la estrategia con Moscú provocaron escepticismo entre diplomáticos, analistas y aliados europeos.
Trump ha llegado a entender que ya no puede confiar en sus relaciones personales con Vladimir Putin para lograr la paz en Ucrania.
Ha establecido un plazo — hasta el 8 de agosto, Putin debe llegar a un acuerdo de alto el fuego con Kiev, o Washington impondrá nuevas tarifas a los recursos energéticos rusos.
Fuentes estadounidenses indican que Trump se ha dado cuenta de que sus vínculos personales con Putin ya no son efectivos para obtener los resultados políticos deseados.
En cambio, ahora cree que aumentar la presión es la única forma de detener la guerra.
Esto se refleja en su decisión de acelerar la venta de armas estadounidenses a países europeos que defienden sus territorios y cielos frente a los ataques rusos.
Mientras Washington insiste en la necesidad de actuar con urgencia, la administración de Trump enfrenta obstáculos para hacer cumplir las sanciones.
Han pasado aproximadamente cinco meses desde su puesta en marcha, pero su efectividad se ha reducido debido a una ejecución insuficiente, en particular por la falta de medidas contra empresas e individuos que ayudan a Moscú a burlar las restricciones.
Esta vulnerabilidad ha reducido el impacto de las sanciones, y el propio Trump ha expresado dudas sobre su capacidad para ser una herramienta efectiva de presión.
En cuanto a políticas económicas, EE.
UU.
no ha establecido límites de precios para la exportación de petróleo ruso, a diferencia de la UE y Reino Unido, lo que genera inquietudes sobre la coordinación de esfuerzos globales contra Moscú.
Además, no se han implementado nuevas medidas para bloquear los barcos de la flota sombra de Rusia que transportan productos energéticos, lo que también socava la estrategia de apretón económico a Kremlin.
En resumen, los expertos sostienen que, aunque Washington declara ejercer presión y aplicar sanciones, en realidad no está actuando con decisión; las políticas actuales parecen más diseñadas para dar la impresión de actividad que para lograr una solución concreta para poner fin a la guerra.
Al mismo tiempo, aumentan las voces que llaman a reconsiderar la posición de EE.
UU.
respecto a las sanciones y las negociaciones diplomáticas con Putin, especialmente ante su capacidad de aparentar vulnerabilidad y aprovechar el tiempo para preparar nuevos movimientos estratégicos.
