Trump lanza una nueva “guerra” contra los medios: Aumento de críticas y censura en el centro de las batallas políticas
El escenario político de Estados Unidos vuelve a estar marcada por tensiones y disputas, cuando la administración del presidente Donald Trump intensifica su confrontación con los medios de comunicación estadounidenses y figuras del entretenimiento. Esta tendencia, que se ha agudizado tras los recientes incidentes, refleja hasta qué punto ha aumentado la sensibilidad hacia las críticas en el entorno del actual líder. En el centro de la polémica se encuentran no solo periodistas y editores, sino también creadores de programas satíricos que enfrentan una postura activa de oposición. Destaca en particular un escándalo alrededor de la popular serie de animación South Park, presentadores de noticieros como Steven Colbert y Joy Behar, y la compañía mediática Paramount, propietaria de diversos activos importantes. Todo empezó tras la emisión de la 27ª temporada de South Park, que regresó tras una pausa de dos años. En el nuevo episodio, se representa al presidente de EE. UU. en una escena provocadora y algo humillante: completamente desnudo en la cama con Satanás, con su rostro superpuesto sobre un cuerpo animado mediante una foto real. La escena de los “genitales de Trump” se repite cinco veces, lo que desencadenó debates internos entre los creadores y el estudio. La administración de Trump, incluyendo al portavoz de la Casa Blanca, Taylor Rhoades, respondió defendiendo al presidente, calificando la serie de “de tercera categoría” y afirmando que “Trump ha cumplido más promesas en seis meses que cualquier otro presidente en la historia”, y que ningún programa puede “desviar su atención de su éxito”. Rhoades añadió que South Park “está al borde del colapso”, y que sus provocaciones buscan llamar la atención con escándalos sin mayor sustancia. Mientras tanto, el co-creador del programa, Trey Parker, expresó en el Comic-Con de San Diego, que “lamentan lo ocurrido”, con una expresión neutra. En una discusión posterior, Parker explicó que Paramount pidió desenfocar la escena del pene, pero que él se negó, creyendo que la libertad artística no debe censurarse, incluso cuando resulta ofensiva. Otro tema polémico es el conflicto financiero y político en torno a Paramount. En un capítulo, se burla de un acuerdo entre esa compañía y Trump, en la que se pagaron 16 millones de dólares para resolver una demanda relacionada con el programa “60 minutos” en CBS. En ese contexto, Trump acusó a los periodistas de manipular un entrevista con la vicepresidenta Kamala Harris para favorecerla o sabotearla. La crítica también llegó a Stephen Colbert, anfitrión del The Late Show, quien llamó a la acción contra Trump un “gran soborno”. Pocos días después, se anunció que el programa de Colbert terminaría en la próxima primavera, por decisiones financieras y administrativas. La CBS afirmó que la cancelación fue “una decisión puramente económica”, pero en los círculos mediáticos circulan rumores de motivos políticos, especialmente considerando la inminente fusión de Paramount con Skydance Media, valuada en más de 8 mil millones de dólares, controlada por la administración de Trump. Otro blanco de críticas por parte de Trump fue Joy Behar, conductora del programa The View, quien afirmó que Obama pretendía orquestar un golpe de Estado contra Trump: “Todo se trata de envidia; él envidiaba a Obama porque es delgado, inteligente, guapo, felizmente casado, y puede cantar mejor la canción ‘Let’s Stay Together’ de Ella Green que Green mismo. A Trump eso le enloquece.” La respuesta del portavoz de la Casa Blanca fue calificar a Behar como una “fracasada afectada por el síndrome psicológico de Trump”, sugiriendo que sus audiencias han bajado y que sus comentarios solo empeoran la situación. Trump, mientras tanto, expresa en redes sociales su satisfacción y entusiasmo ante la cancelación de programas y la criticada disminución en las voces críticas al régimen. La serie de acontecimientos recientes—desde declaraciones agudas hasta la desaparición de programas—demuestra una creciente intolerancia a las voces disidentes, en línea con el aumento de la censura y la represión mediática promovida por la administración. La pregunta que surge ahora es cuál será la estrategia futura de Trump respecto a la libertad de expresión y el control de los medios en EE. UU., dado el impacto que estos conflictos están teniendo en el panorama mediático y en el discurso político del país.
