Las sondas Voyager alcanzan el borde del sistema solar y se enfrentan a la ‘pared de fuego’
En 1977, la NASA lanzó dos sondas espaciales pioneras, Voyager 1 y Voyager 2, diseñadas específicamente para explorar los límites de nuestro Sistema Solar y estudiar el espacio más allá de él.
Para sorpresa de los científicos, ambas naves lograron cruzar lo que se conoce como la frontera de la heliosfera, una región donde las temperaturas alcanzan de 30.000 a 50.000 Kelvin.
Esta frontera, llamada la termolina, marca el punto donde la presión del viento solar y del medio interestelar se equilibran, formando una especie de barrera.
Los datos recopilados por las sondas revelaron que Voyager 1 cruzó esta frontera en 2012, mientras que Voyager 2 lo hizo en 2018.
Este avance representa un hito importante en la exploración espacial, proporcionando información valiosa sobre el tamaño y la forma de la heliosfera.
La temperatura más allá de esta frontera alcanza temperaturas extremas, confirmadas por los instrumentos científicos a bordo.
Actualmente, estos exploradores siguen enviando datos a la Tierra, ayudándonos a entender mejor el entorno interestelar y los límites de nuestra galaxia.
Aunque sus recursos se agoten con el tiempo, la misión Voyager ha dejado un legado invaluable en el conocimiento del cosmos.
