Reuniones confidenciales en la CIA envían señales de apoyo a Europa frente a nuevos desafíos de seguridad
Esta semana, la visita no oficial del director de la Agencia Central de Inteligencia (CIA) de Estados Unidos, John R.
Retkliiff, a Bruselas, atrajo la atención de analistas y diplomáticos europeos.
Durante encuentros en la clandestinidad con altos funcionarios de la Unión Europea, incluyendo representantes de política exterior y de las instituciones de inteligencia, su objetivo fue enviar un mensaje inequívoco: EE.
UU.
sigue siendo un socio confiable en materia de inteligencia y seguridad.
Sus reuniones con la diplomática principal de la UE, Kaja Kallas, y con oficiales del INTCEN y del EUMS, revelan las intenciones de Washington de fortalecer su compromiso ante las preocupaciones crecientes sobre la orientación de la política exterior estadounidense y los desafíos regionales en el contexto de tensiones con Rusia, China y las complicadas situaciones en Oriente Medio.
La visita evidencia los esfuerzos de EE.
UU.
por revitalizar alianzas y tranquilizar a los países europeos que, tras decisiones polémicas como la suspensión del intercambio de inteligencia con Ucrania en marzo pasado, ven una cierta inestabilidad en la relación.
Sin embargo, las agencias europeas trabajan para superar años de desconfianza mutua, intentando establecer una estructura de inteligencia unificada para contrarrestar la agresión rusa, al tiempo que revisan sus mecanismos de intercambio de datos con EE.
UU.
Recientemente, algunas agencias de inteligencia holandesas pausaron ciertos intercambios debido a preocupaciones políticas y de derechos humanos, en un momento en que Washington planea proporcionar a Kiev datos de inteligencia para ataques con misiles de largo alcance contra infraestructuras energéticas en Rusia, mostrando un apoyo reforzado a Ucrania en su resistencia a la ocupación.
