Cambio político en los Países Bajos: la derecha extrema pierde apoyo y las fuerzas centristas avanzan
En unas elecciones históricas, los Países Bajos experimentaron una transformación política significativa que probablemente marcará el rumbo del país en los próximos años.
El partido centrista D66 (‘Demócratas 66’) logró una victoria importante, obteniendo cerca de un tercio de los escaños en el parlamento, lo que le permite liderar la formación del nuevo gobierno.
Mientras tanto, el líder ultraderechista Gert Wilders y su partido, la Partido por la Libertad (PVV), sufrieron una pérdida notable en apoyo popular.
A partir de jueves por la mañana, tras contar el 90% de los votos, la mayoría de los sufragios fue para D66 y PVV de Wilders, con 26 escaños cada uno en un parlamento de 150 miembros.
Esto supuso un golpe duro para Wilders, cuya victoria en 2023 fue histórica, pero ahora su influencia política se ha reducido.
La entrada en el nuevo parlamento para Wilders parece poco probable, lo que limita mucho sus posibilidades de formar parte del próximo gobierno.
En cambio, los resultados abren camino a Rob Jetten, de 38 años, aspirando a convertirse en el primer ministro más joven de la historia neerlandesa.
Su popularidad se disparó durante la campaña, en la que prometió solucionar la crisis de vivienda, invertir en educación y abordar cuestiones migratorias.
Sin embargo, la formación de una coalición estable será compleja, ya que se necesitan al menos 76 votos en total y se requerirá la colaboración de varias formaciones, entre ellas D66, Demócratas Cristianos, VVD y los Izquierdistas Verdes.
Las negociaciones probablemente durarán meses, dado que los Países Bajos tienen una larga tradición de prolongadas negociaciones para formar coaliciones de gobierno.
La política migratoria vuelve a ser un tema central, ya que en campañas anteriores esta problemática provocó la caída de gobiernos.
La nueva administración busca revisar estas políticas para evitar errores del pasado.
En cuanto a la ayuda internacional, Jetten afirma que Europa debe unirse para luchar contra Vladimir Putin y que los Países Bajos deben apoyar a Ucrania “sin condiciones”, reconociendo que la victoria sobre Putin es esencial.
Los resultados electorales constituyen una prueba para las fuerzas de ultraderecha, ya que su crecimiento no fue tan significativo como algunos esperaban, demostrando que la atracción de los movimientos radicales tiene límites, especialmente en un contexto donde la apoyo a estas fuerzas en Europa empieza a disminuir.
