Europa entrena su preparación ante catástrofes solares: simulaciones de clima espacial a gran escala para prevenir una crisis global
La Agencia Espacial Europea (ESA) llevó a cabo uno de los ejercicios de entrenamiento más extensos de su historia, enfocado en probar la resistencia de satélites y sistemas de comunicación ante una tormenta solar destructiva.
Esta simulación a gran escala fue realizada en el centro de control de vuelos en Darmstadt, Alemania, y tenía como objetivo evaluar cómo podrían resistir los dispositivos espaciales modernos ante escenarios comparables a la legendaria Evento Carrington de 1859.
Los expertos advierten que, en caso de que vuelva a ocurrir un evento de tal magnitud, ningún satélite o nave espacial quedaría sin daños o fallas graves.
El entrenamiento fue desarrollado en preparación para el lanzamiento del nuevo satélite Sentinel-1D, programado para noviembre, para probar su capacidad de resistencia frente a fenómenos de clima espacial.
La simulación mostró que las consecuencias más aterradoras de una actividad solar intensa incluyen fallos en las comunicaciones, errores en los sistemas de navegación, corrupción de datos y reducción en la vida útil de los satélites.
Según los datos, la amenaza más potente fue una llamarada solar de clase X, que alcanzó la Tierra en minutos, interrumpiendo las comunicaciones por radio y los sistemas de radar.
Luego vinieron torrentes de protones, electrones y partículas alfa de alta energía que impactaron en los satélites en órbita, causando lecturas erróneas y daños en los equipos.
Aproximadamente 15 horas después, una eyección de masa coronal (CME) impactó en el campo magnético de la Tierra, provocando una expansión de las capas superiores de la atmósfera y aumentando la resistencia de los satélites hasta en un 400%, lo que llevó a cambios en sus órbitas y complicaciones en la navegación, además de elevar el riesgo de colisiones.
Los expertos hacen hincapié en que una tormenta solar de gran magnitud puede destruir o dañar gravemente cualquier nave espacial, especialmente aquellas en órbita terrestre baja, ya que aunque nuestra atmósfera y campo magnético ofrecen cierta protección, no pueden defenderse ante acontecimientos de esa escala.
Los científicos subrayan que es urgente prepararse y aceptar que estos eventos son inevitables: el principal desafío es crear medidas de protección y planes de contingencia.
Las simulaciones demostraron que todo depende del momento en que ocurrirán, ya que la actividad solar ha ido en aumento desde 2008 y no muestra signos de desaceleración, lo que plantea importantes retos para la comunidad espacial mundial en términos de preparación y mitigación de futuros eventos de clima espacial que pueden tener consecuencias globales en las infraestructuras tecnológicas y de comunicación.
