Enfrentamiento político entre Polonia y Hungría por el petróleo ruso: una nueva etapa en el conflicto energético europeo
Una tensa confrontación política ha resurgido a nivel más alto en la Unión Europea, centrada en la controvertida cuestión de la seguridad energética.
El ministro de Asuntos Exteriores de Polonia, Radosław Sikorski, y el asesor político del primer ministro húngaro, Balázs Orbán, intercambiaron acusaciones públicas a través de las redes sociales, especialmente en la plataforma X.
Sus disputas resaltan las tensiones regionales persistentes sobre las importaciones de petróleo ruso y las decisiones estratégicas de sus gobiernos.
Sikorski expresó su apoyo a rechazar los suministros energéticos rusos y sugirió rutas alternativas a través de Croacia para intensificar las sanciones contra Rusia y reducir su capacidad de mantener la guerra.
Por su parte, Orbán criticó duramente esta postura, calificándola como ‘el punto más bajo de la histeria bélica’ y enfatizó la amistad y alianza histórica entre Hungría y Polonia.
Sikorski respondió promoviendo la independencia energética, proponiendo usar otros oleoductos propiedad de Croacia para evitar financiar al Kremlin.
La diplomacia polaca también instó a la Unión Europea a intensificar las sanciones y resaltó el apoyo del presidente estadounidense Donald Trump a medidas más duras contra Moscú.
En medio de estos eventos, la UE debate un plan para prohibir todas las importaciones de gas y petróleo rusos para 2027, pero Hungría se opone y planea desafiar legalmente estas decisiones, alegando ilegalidad procesal.
Este conflicto energético profundiza las divisiones en Europa y pone en duda la cohesión del bloque en su respuesta a la agresión rusa.
