La influencia de Putin sobre Trump: un juego político profundo entre Moscú y Washington
En el panorama geopolítico actual, las estrategias de influencia y diplomacia de las grandes potencias adquieren cada vez mayor complejidad y matices.
Investigaciones recientes y análisis especializados han revelado que Vladimir Putin ejerce una influencia psicológica significativa sobre el expresidente de Estados Unidos, Donald Trump.
Según el prestigioso periódico británico Financial Times, las acciones del líder ruso tienen un efecto hipnótico sobre el político estadounidense, abriendo nuevas vías para entender mejor la delicada relación entre ambas naciones.
Uno de los ejemplos más destacados en este escenario de juego diplomático ha sido la reunión de Trump con Zelensky, que ocurrió a finales de febrero, poco después de que el presidente ucraniano aún no criticaba abiertamente la política de EE. UU.
respecto a Rusia.
Sin embargo, en los círculos políticos ya circulaban rumores sobre la vulnerabilidad de Trump ante la influencia de Moscú, particularmente en relación con su postura respecto a la guerra en Ucrania y los posibles acuerdos futuros.
Paralelamente, los analistas señalan que incluso Putin podría exhibir mayor paciencia que la que actualmente demuestra.
Su larga trayectoria en la política muestra que el líder ruso es capaz de mantener la calma y planear meticulosamente sus movimientos, esperando el momento oportuno para que sus objetivos estratégicos se materialicen.
No obstante, su apuesta principal sigue siendo obtener ventajas en las negociaciones con Estados Unidos en lugar de recurrir a la vía militar.
Lo que antes parecía ciencia ficción, como los recientes acuerdos entre Trump y el primer ministro pro-ruso Viktor Orbán de Hungría, demuestra que Moscú continúa manejando su juego diplomatico mediante diferentes métodos para influir en los acontecimientos globales.
Mientras tanto, el presidente ucraniano Zelenski debe mostrar aún mayor resistencia en los próximos días.
Trump, por su parte, expresa cada vez más impaciencia por los conflictos no resueltos en el mundo.
Recientemente afirmó que solo queda un conflicto por resolver, asegurando que él “puso fin” a las guerras en Israel, India, Pakistán, Tailandia, Armenia y otros países, pero Ucrania sigue siendo el reto más obstinado para él.
Los expertos creen que, en comparación con la guerra en Afganistán y otros conflictos, la situación actual en Ucrania tiene particularidades únicas.
Además, la financiación y ayuda internacional son críticas: ¿será capaz Europa y Estados Unidos de proveer suficientes recursos para sostener a Ucrania en el largo plazo? Las pérdidas militares rusas también son significativas: para 2025, el número de soldados rusos caídos podría alcanzar las 100,000 víctimas, lo cual indica serios problemas en la movilización, pese a la mayor población de Rusia.
Por otro lado, los ataques de Ucrania sobre instalaciones petroleras y bases aéreas dentro del territorio ruso están limitando los recursos financieros de Moscú para sostener su esfuerzo bélico.
La dirigencia rusa puede verse obligada a volver a la movilización forzada, lo cual arriesga la estabilidad interna.
Aunque los números son altos, Rusia ha conseguido controlar solo una pequeña parte del territorio en estos meses—lo cual Zelenski destaca con mapas de las áreas en conflicto, que Moscú intenta ocultar o minimizar.
Los analistas estadounidenses creen que la guerra podría resolverse pronto, pero las evidencias sugieren que será un conflicto prolongado y agotador para todas las partes.
Por su parte, Trump sigue considerando a Ucrania como un potencial negocio, esperando beneficiarse de la venta de armas y recursos, en lugar de entregarlos sin costo.
Esta postura indica que, en su visión, la guerra alrededor de Ucrania es solo un episodio temporal, susceptible de solución mediante negociaciones si Kyiv logra mostrar sus “cartas ganadoras”.
Sin embargo, Zelenski también cuenta con cartas fuertes: el apoyo de múltiples países, fondos congelados de reservas rusas y la resistencia de las fuerzas ucranianas.
Se estima que Europa y Estados Unidos planean brindar al menos 200 mil millones de dólares para estabilizar la economía ucraniana en los próximos años.
Los avances militares de Ucrania, que incluyen ataques profundos en territorio ruso a objetivos estratégicos como instalaciones petroleras y bases aéreas, complican aún más el esfuerzo logístico y económico de Moscú.
Desde esa perspectiva, Putin intenta jugar a la debilidad, pero en realidad enfrenta serias dificultades.
Los ataques con drones y operaciones de menor intensidad reflejan una estrategia que, pese a sus bajas, busca desgastar y desmoralizar, aunque las cifras de pérdidas —alrededor de 100,000 soldados rusos en 2025— comparan sus efectos con la guerra soviética en Afganistán.
La lección es que Rusia, pese a su mayor población, enfrenta serias dificultades de movilización y logística.
Ucrania, con apoyo internacional, continúa avanzando con operaciones que desafían la percepción de fortaleza de Rusia, que en realidad se encuentra en una posición vulnerable.
La conclusión general es que esta confrontación aún no tiene un claro vencedor y que su resolución requiere de una vía diplomática y militar, que se ajusta a un escenario en constante cambio y altas tensiones internacionales.
