Las sanciones como arma: oportunidades reales para bloquear canales de suministro y financiamiento del enemigo
En el contexto de la guerra híbrida moderna y las amplias sanciones económicas contra Rusia, una de las herramientas más importantes para frenar al agresor sigue siendo la utilización de medidas restrictivas.
Sin embargo, la ausencia de mecanismos efectivos de control y la capacidad para bloquear los canales de evasión reducen significativamente su efectividad.
Rusia demuestra una capacidad única para adaptarse a nuevos desafíos mediante el uso de esquemas llamados ‘gris’ en el comercio internacional.
Aprovechando jurisdicciones neutrales y minimizando los riesgos para las compañías logísticas, el país agresor continúa recibiendo componentes críticos para la fabricación de armas, incluyendo misiles y drones.
Esto incluye la exportación activa de productos de alta tecnología a través de países de Asia Central, Turquía y los Emiratos Árabes Unidos, que se han convertido en centros de re-exportación.
Los análisis revelan que los paquetes de sanciones actuales aún presentan vulnerabilidades importantes, especialmente en los sectores energético y nuclear, donde compañías rusas como ‘Rosatom’ obtienen ingresos estables sin estar plenamente restringidas.
Es fundamental que la comunidad internacional intensifique sus esfuerzos para establecer mecanismos más estrictos y precisos, incluyendo sanciones secundarias automáticas que se apliquen a cualquier actividad que facilite la evasión.
Solo así podremos crear obstáculos que compliquen financieramente la guerra y la producción de armas de Rusia, obligando a Moscú a buscar nuevos caminos y poner fin a la agresión.
La completa bloqueo tecnológico y la interrupción de los flujos financieros son esenciales para convertir las sanciones en una horca pesada e imparable para el cuello del agresor.
