La crisis energética en Rusia aumenta la presión sobre su economía: análisis del impacto de los ataques a las refinerías de petróleo
En los últimos meses, Rusia ha enfrentado una grave crisis energética que comienza a afectar significativamente su estabilidad macroeconómica.
Los expertos informan que más de un tercio de las capacidades de refino de petróleo del país están actualmente out of service, representando aproximadamente el 38-40% de la base productiva o alrededor de 2 millones de barriles de petróleo procesados diariamente.
Estas cifras indican que la disminución de la producción por los múltiples ataques a las refinerías clave está provocando pérdidas económicas considerables.Según recientes estimaciones de la Agencia Internacional de Energía (AIE), restablecer la producción perdida llevará al menos un año, agravando las dificultades económicas de Rusia.
Durante este período, Ucrania ha alcanzado más de 21 de las 38 grandes refinerías de petróleo mediante ataques, muchas de ellas destruidas o gravemente dañadas, incluyendo instalaciones clave como Kineshivsky, Ryazan, Novokuibyshevsky, Astracán y Orsk.Hasta junio de 2025, Rusia extraía aproximadamente 9.2 millones de barriles de crudo por día, de los cuales casi 2.55 millones de barriles se exportaban y unos 3 millones permanecían para el mercado interno.
En ese mes, los ingresos por exportaciones de petróleo y productos derivados alcanzaban aproximadamente entre 640 y 650 millones de dólares diarios.
Incluso la pérdida de una parte de este volumen afecta seriamente a la economía: Rusia ya pierde más de 100 millones de dólares diarios debido a la reducción en la refinación y las exportaciones, y esta cifra podría aumentar hasta 200-220 millones de dólares diarios si se cierran completamente plantas críticas.El economista Oleg Sarkits destaca que esta crisis energética ya empieza a impactar de forma significativa en la economía macro de Rusia.
La reducción en la capacidad de refinado reduce los ingresos al presupuesto, que ya estaba agotado por la guerra.
La infraestructura logística opera al límite, y daños menores, como la pérdida de estaciones de bombeo o tanques, pueden romper el equilibrio de las exportaciones, afectando directamente la financiación de la guerra en curso.
