Balón de Oro 2025: Yamal, Mejor Joven; PSG, Equipo del Año

La ceremonia anual organizada por France Football en el afamado Teatro del Châtelet de París se convirtió en un evento lleno de estrellas, reuniendo a las figuras más destacadas del fútbol mundial.
En una noche llena de prestigio, se entregaron numerosos galardones a los mejores jugadores del año en diferentes categorías.
La máxima gloria de la velada fue para Usman Dembele, delantero del París Saint-Germain y de la selección francesa, quien se coronó con el codiciado Balón de Oro 2025, en reconocimiento a su excepcional desempeño y su valiosa aportación a su equipo a lo largo del año.
Además del Balón de Oro masculino, la categoría femenina también tuvo su protagonismo, con la española Aitana Bonmatí, que representando al Barcelona, ganó por tercer año consecutivo, consolidando su posición como ícono del fútbol femenino.
Los organizadores también revelaron a los ganadores en otras categorías: Viktor Jukkeres, del Arsenal y la selección húngara, recibió el Trofeo Gerda Müller como máximo goleador del año, contabilizando 54 goles en 52 partidos antes de su transferencia a los londinenses.
El Trofeo Kopa, destinado al mejor futbolista joven, fue para Lamine Yamal, jugador del Barcelona y de la selección española, quien repite por segundo año.
Gianluigi Donnarumma, portero de PSG y de la selección italiana, se llevó el premio al mejor arquero del año.
El equipo del año fue sin duda el PSG, que conquistó la Ligue 1 francesa, coronó la Copa Nacional y levantó la UEFA Champions League, un logro sin precedentes para el club.
En la dirección técnica, Luis Enrique, entrenador del PSG, fue nombrado entrenador del año.
Este tipo de ceremonias reflejan el alto nivel del fútbol francés y reafirman que las figuras más brillantes y sus equipos siguen siendo los protagonistas indiscutibles del deporte a nivel mundial.
El análisis de estos resultados muestra que el fútbol en su constante evolución sigue impulsado por talentos excepcionales, equipos competitivos y una pasión irresistible que mantiene vivo el espíritu del juego.