El COVID-19 vuelve: síntomas actualizados, vacunación y mitos en un panorama en cambio
Tras una larga pausa debido a la guerra y la crisis económica, el COVID-19 vuelve a ser una preocupación urgente para los ciudadanos de Ucrania.
Aunque muchas personas han olvidado el virus o lo ven con escepticismo, las estadísticas oficiales muestran un aumento en los casos.
Según el Centro de Salud Pública de Ucrania, del 1 al 7 de septiembre se registraron más de 14.000 pruebas positivas de COVID-19, lo que representa un incremento del 32,3% respecto a la semana anterior, que tuvo aproximadamente 10.600 casos.
Comparando estos datos con años anteriores, se puede concluir que las nuevas cepas del virus son más contagiosas, aunque la mortalidad sigue siendo relativamente baja, con solo unos pocos cientos de muertes semanales en todo el país.
Sin embargo, también es importante reconocer que las cifras reales pueden ser inferiores debido a las pruebas en casa y a la subnotificación.
Estas tendencias obligan a los médicos y expertos a mantener una actitud vigilante, ya que los síntomas del COVID-19 pueden ser impredecibles y las complicaciones representar riesgos graves para la salud.
Las últimas variantes, como la subvariante de Omicron XFG (Stratus), se han confirmado en 225 casos en Ucrania, evidenciando la continua evolución del virus.
Los síntomas comunes siguen siendo fiebre, tos, fatiga y pérdida del gusto y olfato, pero recientemente aparecen signos nuevos, como ronquera y cambios en la voz, especialmente en casos graves que presentan dificultad para respirar, alteraciones del habla o dolor en el pecho.
La confirmación del diagnóstico requiere realizar pruebas: ya sea mediante PCR en centros de salud o pruebas rápidas en el hogar.
La vacunación sigue siendo la protección más efectiva; actualmente, en Ucrania se ofrecen varias vacunas, incluyendo opciones basadas en ARNm como COMIRNATY de Pfizer, adecuada para diferentes edades, desde niños pequeños hasta adultos mayores.
Vacunar a las poblaciones vulnerables, como ancianos, inmunodeprimidos o personas con enfermedades crónicas, resulta especialmente crucial, con refuerzos recomendados cada 6 a 12 meses.
Las embarazadas pueden vacunarse en cualquier etapa del embarazo, preferentemente en el segundo trimestre.
Las medidas preventivas, como usar mascarillas, ventilar adecuadamente los espacios, lavarse las manos con frecuencia y mantener la distancia física, son imprescindibles.
Los expertos médicos advierten contra tratamientos no comprobados y remedios falsos; en particular, medicamentos como Paxlovid deben usarse únicamente bajo supervisión médica, ya que su uso indebido puede causar daños.
Sobre la gestión de los síntomas, la recomendación sigue siendo: fiebre superior a 38°C necesita medicación, pero debe considerarse el estado de cada paciente y seguir la orientación médica.
El uso masivo de fármacos antiinflamatorios como el ibuprofeno sin indicación puede perjudicar en lugar de ayudar.
La eficacia de antivirales como Amixin o Groprinosin no está científicamente demostrada, y su posible influencia en empeorar tormentas de citocinas no ha sido confirmada.
Tras recuperarse del COVID-19, algunas personas enfrentan efectos a largo plazo; la detección temprana mediante pruebas específicas es fundamental si persisten o empeoran los síntomas.
Sin embargo, no existe un conjunto universal de análisis post-infección; cada caso requiere valoración personalizada.
La recomendación principal sigue siendo ser conscientes, responsables y acudir a un médico ante cualquier sospecha de complicaciones.
