Memoria y reconocimiento: fallecimiento del ex primer ministro japonés conocido por sus disculpas por la Segunda Guerra Mundial
Japón ha perdido a una figura política destacada: el 17 de octubre falleció a los 101 años el ex primer ministro Tomiichi Murayama.
Su nombre quedará ligado para siempre a su valiente y sincero reconocimiento de los acontecimientos históricos de Japón.
Murayama, quien dirigió el gobierno entre junio de 1994 y enero de 1996, alcanzó reconocimiento internacional después de su declaración en 1995 — conocida como la ‘Declaración Murayama’ — que conmemoraba el 50 aniversario de la capitulación japonesa en la Segunda Guerra Mundial.
En dicha declaración, admitió la responsabilidad de Japón por el sufrimiento infligido a numerosos países asiáticos y pidió disculpas sinceramente.
Este fue un periodo de complejas relaciones diplomáticas y debates internos sobre la responsabilidad histórica.
Murayama fue el primer líder japonés en reconocer públicamente los errores del país y solicitar perdón.
Desde su ingreso al parlamento en 1972, se posicionó como uno de los principales líderes políticos de Japón.
Durante su mandato, el país enfrentó tragedias como el terremoto de Kobe en 1995, que causó más de 6.400 víctimas, y el ataque con gas en el metro de Tokio, que dejó 13 muertos y más de 6.000 heridos.
Aunque fue criticado por su respuesta a estas crisis, Murayama siguió siendo una figura influyente en la política japonesa, promoviendo la amistad con China y otros países vecinos.
Después de su renuncia en 1996, continuó activo en política, enfrentándose a fuerzas nacionalistas que pretendían negar los crímenes del pasado y subrayando la importancia de mantener una memoria histórica honesta.
Su postura sobre estos temas sirvió como referencia para varios primeros ministros posteriores, aunque en los últimos años algunas figuras más nacionalistas han evitado expresar disculpas oficiales.
Japón continúa en sus informes diplomáticos anuales, como en la ‘Libro Azul’, mostrando un ‘profundo arrepentimiento’ por su pasado bélico, aunque la memoria histórica sigue siendo motivo de tensiones con China y Corea, donde muchos insisten en el reconocimiento y las disculpas oficiales.
