Pagos sociales en Ucrania para 2026: ilusiones y desafíos reales en el presupuesto

Chas Pravdy - 06 octubre 2025 08:38

A medida que Ucrania avanza hacia 2026, su presupuesto nacional muestra un cuadro ambicioso: importantes asignaciones están dirigidas a la defensa, programas sociales, educación y salud.

Sin embargo, un análisis profundo revela que la capacidad real del país para apoyar socialmente a su población está muy por debajo de las promesas y declaraciones del gobierno.

Los estándares subvalorados, la inflación real no considerada y una dependencia significativa de fondos externos configuran una imagen que más parece una ilusión que una estrategia efectiva para las personas vulnerables.

Desde que comenzó la invasión a gran escala en 2022, los presupuestos de Ucrania se han convertido en herramientas para la supervivencia: la defensa sigue siendo la prioridad, mientras que los gastos sociales permanecen en niveles mínimos.

En 2023, el déficit alcanzó el 20% del PIB, disminuyó al 18% en 2024 y se prevé en 16% para 2025.

Aunque los gastos sociales nominales aumentaron, su poder adquisitivo real se redujo drásticamente debido a la inflación y a la devaluación de la moneda.

Por ejemplo, en 2024, la línea de pobreza aumentó en un 6%, mientras que la inflación alcanzó el 12%, profundizando la pobreza de millones de pensionados y familias de bajos ingresos.

El presupuesto de 2026 estima ingresos de aproximadamente 2.8 billones de hryvnias y gastos cercanos a los 4.8 billones, lo que genera un déficit de 2 billones de hryvnias, casi el 18.4% del PIB.

Casi el 27% del presupuesto total se destina a la defensa, un incremento del 9% respecto al año anterior.

Teniendo en cuenta la inflación, los gastos sociales reales en la práctica disminuyen, por lo que las promesas de mejorar los niveles de vida son solo una ilusión.

Las pensiones, subsidios y otros beneficios sociales no son suficientes para cubrir las necesidades reales, especialmente en regiones donde los precios de los servicios básicos han aumentado significativamente.

La devaluación del hryvnia y la inflación real superan las previsiones oficiales, y las cifras en papel no reflejan la realidad económica, poniendo en riesgo la estabilidad social.

Los datos muestran que el nivel de subsistencia real en el país es mucho más alto: los expertos estiman que aproximadamente 12,000 hryvnias para adultos en edad laboral y 8,000 hryvnias para pensionados, aumentando así los riesgos de pobreza, que podrían llegar al 35% de la población en 2026.

Las iniciativas gubernamentales para aumentar las pensiones y salarios son insuficientes para cubrir los crecientes costos básicos como alimentos, vivienda y transporte, dejando en evidencia problemas estructurales en el sistema de protección social.

La dependencia de ayuda internacional para financiar los programas sociales expone a Ucrania a riesgos considerables, ya que casi la mitad de los fondos dependen de donantes, incluyendo ayudas y préstamos de la UE, EE.

UU., Japón, el Banco Mundial y otros.

Con los ingresos internos cubriendo solo cerca del 58% de los gastos sociales, el país permanece vulnerable ante posibles retrasos o reducciones en la ayuda extranjera.

Como ha señalado el ministro de Finanzas, los déficits de financiamiento externo podrían alcanzar los 16 mil millones de euros en 2026, amenazando con reducir aún más las pensiones y subsidios sociales.

La devastación continúa debido a la guerra, que requiere aproximadamente 100 mil millones de hryvnias para la recuperación, complicando aún más la planificación financiera.

Además, las asignaciones presupuestarias suelen ignorar las esquemas de corrupción vinculados con la industria del juego, las aduanas y las criptomonedas, mientras rechazan propuestas para ampliar el gasto social mediante reformas fiscales, impuestos a los oligarcas y recortes en gastos innecesarios.

Para construir un futuro sostenible, Ucrania debe priorizar un diálogo abierto con la sociedad acerca del apoyo social, evaluar con realismo la capacidad del presupuesto y centrarse en las reservas internas, fomentando las industrias locales, combatiendo la corrupción y eliminando medidas populistas que solo aumentan el gasto improductivo.

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