Ucrania necesita con urgencia que Europa acelere la respuesta respecto a reparaciones rusas en el contexto de la guerra en curso

Desde que Rusia lanzó una invasión a gran escala contra Ucrania el año pasado, el país ha estado buscando desesperadamente recursos financieros para estabilizar su economía y fortalecer sus capacidades defensivas.
La posición más vulnerable y urgente en esta lucha es la de los activos rusos congelados que se mantienen en bancos y instituciones financieras europeas, especialmente en Euroclear, que actúa como canal clave para la gestión y liquidación de activos.
Estos fondos representan una fuente significativa de financiamiento en momentos críticos, aunque su volumen actual no alcanza los $65 mil millones pronosticados por el Fondo Monetario Internacional (FMI) para mantener la economía ucraniana a flote hasta 2027.
Históricamente, las autoridades occidentales han sido reacias a confiscar o usar estos fondos, temiendo crear precedentes peligrosos que podrían ser explotados en su contra o que afecten la confianza de los inversores extranjeros.
Además, existía el temor a que Rusia pudiera presentar demandas para recuperar sus activos, generando riesgos legales y pérdidas económicas.
Sin embargo, las semanas recientes han visto un cambio notable en la postura occidental, impulsado por provocaciones militares de Rusia contra países de la OTAN y la negativa de Vladimir Putin a acatar las llamadas de líderes estadounidenses, incluido Donald Trump, para detener la guerra.
El 12 de octubre, el canciller alemán Friedrich Merz propuso un comprometido creativo: que la Unión Europea “preste” a Ucrania los 164 mil millones de dólares en activos congelados en Euroclear, mediante un préstamo sin intereses, con la condición de que Rusia pague reparaciones de guerra solo al finalizar el conflicto.
Esta estrategia evitaría responsabilidades legales para Euroclear y colocaría a Rusia como principal responsable frente a cualquier pérdida financiera.
La propuesta fue discutida en la cumbre de Copenhague, donde los líderes europeos buscaron fortalecer la defensa colectiva y apoyar a Ucrania.
El presidente Zelensky participó en las conversaciones, resaltando la necesidad urgente de respaldo financiero.
No obstante, el impulso se vio algo frenado por desacuerdos políticos, especialmente con Hungría, que amenazó con vetar la medida por el principio de unanimidad que rige en la UE.
Si no se logra consenso, las naciones individuales podrían tener que afrontar riesgos por su cuenta.
Muchos analistas estiman que resolver esta cuestión llevará meses de negociaciones, especialmente teniendo en cuenta que en 2024 la UE solo considera permitir acceder a ciertos porcentajes de los activos congelados.
Mientras tanto, EE.
UU.
se ha retirado de la participación activa, dejando que Europa lidie con la problemática.
Rusia advierte que buscará acciones legales contra países involucrados en la “robada” de sus activos, mientras que el senador estadounidense John Kennedy ha presentado un proyecto de ley para confiscar activos rusos en beneficio de Ucrania.
La idea de un crédito por reparaciones, que transforme los activos rusos congelados en apoyo militar y humanitario, cuenta ya con apoyo amplio en Europa y puede cambiar radicalmente el escenario geopolítico del conflicto en curso.