La guerra cultural de Estados Unidos: cómo Trump está transformando el panorama político de Europa

Según un informe conjunto del Consejo Europeo de Relaciones Exteriores (ECFR) y la Fundación Cultural Europea, las políticas de la administración de Donald Trump están llevando a cabo una intensa guerra cultural contra Europa.
Este conflicto se manifiesta en el apoyo a fuerzas de derecha y populistas en todo el continente, la deslegitimación pública de los líderes europeos en la arena internacional y maniobras políticas agresivas.
Los analistas destacan que el objetivo principal es interferir en las elecciones europeas, promover valores conservadores y orientar las relaciones transatlánticas hacia un enfoque más nacionalista y populista, reuniendo a los movimientos de extrema derecha en torno a temas como la libertad de expresión.
Datos de encuestas en los 27 países de la UE indican que la opinión pública sigue siendo mayoritariamente proeuropea y que la Unión todavía cuenta con un potencial significativo para defender sus intereses y mantener su identidad.
Sin embargo, la respuesta de los líderes europeos a las tensiones internacionales suele ser reactiva, lo cual solo refuerza las tendencias populistas.
Por ejemplo, Polonia se cita como un caso donde Trump intentó influir en la política nacional apoyando a políticos nacionalistas como Karol Nawrótcki.
A nivel ideológico, esta guerra cultural no solo trata de valores, sino también de la lucha por el reconocimiento de la identidad europea y su autoridad en el escenario internacional.
Se llama a Bruselas y a las capitales europeas a ser conscientes de esta confrontación y tomar medidas decisivas, utilizando herramientas legales y comerciales para proteger la soberanía europea.
A pesar de la complejidad del escenario, las tendencias positivas incluyen un aumento en el apoyo ciudadano a mayores gastos en defensa y autonomía militar, junto con una percepción creciente de que Europa y EE.
UU.
representan modelos democráticos cada vez más diferentes.
Los expertos insisten en que ninguna nación de la UE puede limitarse a una postura pasiva ante esta guerra cultural, sino que necesita una respuesta unificada para preservar su soberanía y fortalecer su posición en el orden mundial, que se ha vuelto cada vez más inestable por las acciones de Estados Unidos.