El silencio de las élites empresariales en EE.UU. sobre las políticas de Trump: opiniones ocultas de los principales líderes corporativos

Chas Pravdy - 23 septiembre 2025 16:32

Mientras que los directivos de las principales empresas estadounidenses se abstienen públicamente de criticar el enfoque político de Donald Trump, las conversaciones privadas y los resultados de encuestas recientes revelan otra realidad.

Según investigaciones realizadas por la Escuela de Administración de Yale, muchos líderes empresariales influyentes consideran que una serie de decisiones políticas de la actual administración han afectado negativamente a sus empresas e incluso podrían tener indicios de ilegalidad.

Esto contrasta marcadamente con su postura discreta pública, motivada por el temor a posibles represalias.

En una encuesta en la que participaron 70 altos ejecutivos de las corporaciones más influyentes de EE.UU., entre ellos Mary Barra de GM, Albert Bourla de Pfizer y Greg Brown de Motorola Solutions, surgieron varias tendencias preocupantes.

En concreto, el 71 % de los encuestados opina que los aranceles comerciales perjudican significativamente a sus negocios, mientras que más del 74 % apoyan las decisiones judiciales que consideran ilegales dichos aranceles.

Además, el 80 % cree que la presión de Trump sobre la Reserva Federal está minando los intereses nacionales al tratar de reducir las tasas de interés.

Asimismo, el 76 % expresó inquietud respecto a la influencia del secretario de salud, Robert Kennedy Jr., sobre el sistema sanitario estadounidense.

Pocas días antes de la reunión, la Casa Blanca anunció una nueva tarifa de $100,000 para las visas H-1B, empleadas por las principales empresas tecnológicas para atraer talento internacional, en una medida anunciada de forma inesperada el 19 de septiembre.

La comunidad empresarial, que ha respaldado durante mucho tiempo al Partido Republicano, prefiere mantener un tono cauteloso, temerosa de ser marginada por la administración.

Los expertos señalan que este mutismo refleja una lucha interna por mantener la influencia y afectar el rumbo de la política económica en EE.UU., donde muchos prefieren guardar silencio para evitar riesgos políticos o económicos mayores.

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