Cómo los gatos influyen en la química cerebral de los humanos: descubriendo el vínculo invisible

La independencia y la naturaleza enigmática de los gatos han sido durante mucho tiempo rasgos distintivos que convierten a estos animales en compañeros únicos para millones de personas en todo el mundo.
Sin embargo, estudios recientes revelan que los lazos emocionales y bioquímicos entre gatos y sus dueños son mucho más profundos que una simple simpatía o conveniencia.
Investigadores de diversas partes del mundo han identificado un mecanismo invisible pero sumamente potente que une a estos seres con los humanos, y que se encuentra en la química cerebral.Este mecanismo está mediado por la oxitocina, conocida como la hormona del amor o del vínculo.
La oxitocina se libera durante momentos de afecto, como cuando una madre arrulla a su hijo o cuando dos amigos se abrazan, fomentando una sensación de seguridad y fortaleciendo el vínculo emocional.
Desde hace décadas, se sabe que la interacción física, como acariciar o hacer caricias suaves, estimula la producción de oxitocina, lo que reduce los niveles de estrés y calma tanto a personas como a animales, al inhibir el cortisol, la hormona del estrés, y activar el sistema nervioso parasimpático, que es responsable de la relajación y la digestión.Mientras que los perros son reconocidos por facilitar de manera efectiva la liberación de oxitocina durante su interacción con los humanos, permitiendo que se forme un vínculo fuerte y mutuo, la dinámica con los gatos ha sido menos clara.
No obstante, investigaciones recientes —especialmente entre 2021 y 2025—han demostrado que los gatos, a pesar de su carácter más reservado, también tienen un impacto hormonal en sus propietarios.
En 2021, científicos japoneses confirmaron que incluso breves sesiones de caricias a los gatos incrementan los niveles de oxitocina en las personas, promoviendo sentimientos de calma y bienestar.Otros estudios han mostrado que movimientos suaves, como acariciar suavemente a un gato que ronronea o simplemente estar cerca de él, pueden inducir respuestas hormonales similares.
Desde 2002, se comprobó que el contacto afectuoso con gatos ayuda a reducir los niveles de cortisol, lo que puede disminuir la presión arterial y el dolor corporal.
La investigación de 2025 demostró que la producción de oxitocina en gatos y humanos depende mucho del tipo y la calidad de interacción: las caricias suaves y la interacción voluntaria aumentan las concentraciones del hormona, fortaleciendo el vínculo.
Cuando los gatos, que tienen una fuerte percepción de seguridad y confianza, buscan el contacto—como sentarse en las piernas o empujar al dueño para llamar su atención—se evidencian picos hormonales mayores, especialmente si la interacción es iniciada por el propio animal.
Por el contrario, gatos ansiosos o que evitan la interacción usualmente no muestran los mismos efectos hormonales.En conclusión, los avances científicos actuales dejan en claro que los gatos no solo generan emociones positivas en sus propietarios, sino que también participan activamente en procesos bioquímicos que fortalecen su relación.
Así, estos felinos dejan de ser simples mascotas para convertirse en compañeros esenciales de la salud emocional de sus dueños, facilitando vínculos más profundos y enriquecedores.