Operaciones de sabotaje ucraniano-tártaras interrumpen la logística de la industria militar rusa
En los últimos meses, conocidos grupos de sabotaje ucraniano-tártaros han llevado a cabo operaciones de forma activa, dirigidas a interrumpir el funcionamiento de instalaciones estratégicas en Rusia, con especial énfasis en aquellas dedicadas a la producción de tecnología militar avanzada.
El incidente más reciente ocurrió en Smolensk, donde agentes del movimiento ‘Atesh’, compuesto por ucranianos y tártaros de Crimea, hicieron volar las vías férreas que conducen a una de las principales fábricas de reparación de aviones, especializada en la fabricación de misiles Kh-59 para el ejército ruso.
Este sabotaje complicó considerablemente las cadenas logísticas y el suministro de material bélico.Según el canal de Telegram del movimiento ‘Atesh’, en el lugar de la operación se publicaron vídeos que confirmaron la acción.
Los representantes de esta organización afirmaron que también recibieron confirmaciones de ingenieros ucranianos en la misma fábrica, quienes reportaron que la logística en la entrega de misiles estaba seriamente comprometida.
La organización ‘Atesh’ destaca que sus acciones forman parte de una estrategia para desestabilizar la industria militar rusa y que actualmente se dirigen al Lejano Oriente, donde han provocado un incendio en una sala de relés en un complejo estratégico clave.Manifestando su presencia en esa zona, los partisanos remarcan que las plantas militares y de producción tecnológica rusa siguen siendo vulnerables y que sus infraestructura tiene puntos débiles que aprovechan para realizar estos ataques.
Afirman además que estos golpes buscan intensificar la presión y generar fallos en las cadenas de producción, resaltando que cualquier interrupción en el desarrollo de armas de alta tecnología y sus componentes puede afectar significativamente la capacidad de las fuerzas de ocupación para sostener sus operaciones militares.Eventos anteriores, como el incendio nocturno en una refinería en Saratov tras un ataque con drones, muestran una tendencia creciente de sabotajes por parte de grupos ucranianos y tártaros, que luchan por la liberación y también envían una advertencia a la maquinaria militar de Rusia contra futuras acciones similares.