Embajadas y Departamento de Estado de EE. UU. en un Estado de Miedo Persistente: Cómo la Inestabilidad Política Debilita la Diplomacia

En los últimos años, la maquinaria diplomática de Estados Unidos ha enfrentado una presión significativa y una inestabilidad interna cada vez mayor.
Informes y testimonios de diplomáticos revelan que los empleados en embajadas americanas y en el Departamento de Estado trabajan en un clima constante de temor e incertidumbre, lo que afecta negativamente su capacidad para desempeñar eficazmente sus funciones y mantener la estabilidad en la política exterior del país.
Las investigaciones indican que la administración de Donald Trump disminuyó considerablemente esta estructura mediante cambios en el personal y una reducción de su capacidad operativa.
Se sabe que muchas embajadas carecen de liderazgo estable, y sus empleados temen expresar desacuerdos con las políticas del gobierno central, temiendo represalias o pérdida de empleo.
Uno de los mayores problemas es la gran cantidad de cargos vacantes para embajadores: de 195, alrededor de 110 permanecen sin cubrir a causa de retrasos en la aprobación por parte del Senado y negociaciones políticas.
Además, circulan rumores sobre posibles instalaciones de software espía para monitorear los correos electrónicos de los empleados.
La situación de las altas funciones del departamento, como la jefa de la oficina de Medio Oriente, Mory Namdor, que supuestamente favorece a personal leal en lugar de diplomáticos experimentados, aumenta la desconfianza.
La falta de candidatos confirmados para puestos clave dificulta la formulación de la estrategia exterior de EE.
UU.
A pesar de las promesas de reformar y centralizar el departamento, las actuales políticas generan caos e inseguridad en los círculos diplomáticos, socavando la efectividad de las acciones exteriores de Estados Unidos.