El Talibán rechaza firmemente el regreso de EE. UU. a la base aérea de Bagram: un nuevo desafío en la política afgana
En la historia moderna del conflicto en Afganistán, han emergido señales contundentes de que el Talibán mantiene una postura firme en defender su independencia y su derecho inherente a controlar su territorio.
Tras la demanda del presidente de EE.
UU., Donald Trump, de devolver la base aérea de Bagram bajo control de Washington, las autoridades talibanes emitieron una declaración categórica reafirmando su posición inquebrantable.
El jefe de Estado Mayor del Talibán, Fashihuddin Fitrat, resaltó que cualquier intento de tomar por la fuerza esta instalación estratégica provocará una respuesta contundente.
Posteriormente, EE.
UU.
recibió confirmación de que el control de Bagram sigue en manos del Talibán.
Paralelamente, las autoridades afganas están implementando nuevas medidas para atraer inversiones extranjeras, especialmente desde Rusia, en sectores extractivos como el petróleo y el gas.
El gobierno insiste en que Afganistán es un país independiente y soberano, gobernado por su pueblo y sin influencia extranjera.
La base aérea de Bagram, construida en los años 50 por la Unión Soviética y utilizada posteriormente por los estadounidenses, ahora está en manos del Talibán.
Antes de que Trump amenazara con nuevas sanciones y acciones militares, sugirió posibles negociaciones con las autoridades afganas sobre el futuro de esta instalación estratégica.
Los analistas advirtieron que cualquier intento de EE.
UU.
de volver a invadir Bagram podría derivar en un conflicto militar a gran escala, movilizando a miles de soldados y desplegando sofisticados sistemas de defensa aérea, con graves consecuencias regionales e internacionales.