Por qué Rusia resucita el espectáculo soviético «Intervisión»: contexto político y cultural de un nuevo «Eurovisión» para países aislados

El sábado 20 de septiembre, Moscú será sede de un evento de gran envergadura llamado «Intervisión-2025», que muchos analistas califican ya como la versión soviética de «Eurovisión».
Este concurso musical fue iniciativa de Rusia tras su exclusión del certamen internacional debido a su agresión contra Ucrania.
La competencia contará con la participación de 23 países de todo el mundo, incluyendo algunas naciones inesperadas como Canadá, China, India, Bielorrusia, Cuba, países de Asia Central e incluso Estados Unidos.
Entre los concursantes se encuentra también Serbia, que participa en «Eurovisión» y busca ingresar en la Unión Europea.
A diferencia del popular concurso europeo, conocido por su diversidad y apertura que fomenta el diálogo cultural, «Intervisión» es presentado por el Kremlin como un «show patriótico» que promueve los «valores tradicionales» y una visión conservadora del mundo.
La transmisión del evento está totalmente controlada por las autoridades rusas: el consejo superviso está encabezado por Serguéi Kiriyenko, vicejefe de la administración presidencial, mientras que el comité organizador lo lidera el viceprimer ministro Dmitri Chernishchenko.
El canciller Serguéi Lavrov ofreció una rueda de prensa para presentar oficialmente el evento.
Aunque desde el Kremlin insisten en que no hay motivaciones políticas, las críticas consideran que el concurso es un intento de volver a tiempos soviéticos y a la retórica de la Guerra Fría.
Uno de los principales participantes es el cantante pro-guerra Yaroslav Dronov, conocido como SHAMAN, cuyo tema «¡Yo soy ruso!» se ha convertido en un himno no oficial para las manifestaciones pro-kremlin.
Él interpretará la canción «Directamente al corazón».
La participación de EE.
UU.
ha generado bastante controversia.
En un principio, el artista estadounidense Brandon Howard iba a cantar «We are champions», pero tuvo que retirarse tres días antes del evento por motivos familiares.
En su lugar, fue entrevistada Vassy, cantante australiana de ascendencia griega, conocida por su apoyo a la comunidad LGBTIQ+ y a diversas iniciativas sociales, las cuales están prohibidas en Rusia.
Otra historia llamativa es la del jurado estadounidense, donde figura el cantante Joe Lynn Turner, exmiembro de Deep Purple y Rainbow.
Turner ha expresado públicamente su simpatía por el Kremlin y ha actuado en Crimea tras la anexión, asegurando que «la verdad está del lado de Rusia».
Los organizadores inicialmente habían anunciado a Araza Mameta, productor estadounidense, como integrante del jurado, pero por su renuncia, Turner ocupó su lugar.
Rusia busca a través de esta competencia proyectar una imagen de unión en valores tradicionales y transmitir la idea de un vínculo espiritual con las naciones participantes, en línea con su estrategia propagandística.
El evento tendrá lugar en la arena «Live Arena» en Moscú, donde los concursantes interpretarán piezas breves (de 2 a 3 minutos) con motivos étnicos y folclóricos.
El ganador será electo por un jurado internacional.
El premio principal es de 30 millones de rublos y un trofeo de cristal.
Los jurados rusos y bielorrusos están encabezados, respectivamente, por el productor de «Lube», Iгор Matvienko, y por la productora del canal nacional de Bielorrusia, Olga Shlyager.
Los presentadores del concurso serán el showman chino Men Lei y el actor indio Steph Patau, acciones que el Kremlin presenta como prueba de un «escala internacional» del evento.
El ministro de Relaciones Exteriores de Rusia declaró que el objetivo principal es «transmitir las tradiciones espirituales» de los países participantes.
En cuanto a las historias que tienen que ver con el ganador, aún están rodeadas de misterio, pero se rumorea que podría ser un filipino con ascendencia mixta, cuya historia ha sido ligada a una seguidora de Putin.
La rivalidad entre «Eurovisión» y «Intervisión» tiene raíces históricas: «Intervisión» nació en los años 60 y 70 como respuesta del bloque del Este a la popular competencia occidental, involucrando países aliados de la URSS, como Cuba y Siria.
Tras la disolución de la Unión Soviética, el concurso desapareció, pero ahora el Kremlin intenta revivirlo y convertirlo en una plataforma global para la propaganda política.
Rusia participó por primera vez en «Eurovisión» en 1994, marcando un capítulo polémico en sus relaciones con el evento internacional.
La única victoria del país fue en 2008, con Dima Bilan.
A partir de entonces, las críticas sobre el apoyo de Rusia a los derechos LGBTIQ+ y valores tradicionales han ido en aumento, especialmente tras los acontecimientos del 2022, cuando Ucrania confirmó su participación en «Eurovisión-2026».
En respuesta, la propaganda rusa promueve la idea de que el nuevo formato superará al europeo, con el líder del Partido Comunista, Gennady Zyuganov, diciendo que «Eurovisión se ha convertido en una perversión», y que «Intervisión» será más popular.
No obstante, las fuentes sugieren que ya se están generando audiencias ficticias con estadistas de pago, que simulan ser espectadores extranjeros.
En definitiva, aunque «Eurovisión» sigue siendo un evento cultural internacional clave que promueve el diálogo intercultural, Rusia busca con «Intervisión» consolidar su influencia en un escenario global, pero en un formato cerrado y controlado que refleja su ideología autoritaria y conservadora.