El panorama educativo de Ucrania: un tercio de las escuelas operarán de forma remota debido a preocupaciones de seguridad en el año académico 2024-2025
Al comenzar el nuevo año escolar el 1 de septiembre, el sistema educativo de Ucrania atraviesa un período de cambios profundos en las modalidades de enseñanza.
Datos recientes muestran que más de 12,000 escuelas distribuidas en todo el país funcionarán en diferentes formatos: aproximadamente 8,000 continuarán con clases presenciales, alrededor de 2,500 adoptarán un enfoque mixto que combina clases presenciales y en línea, y cerca de 1,500 instituciones operarán únicamente en modo digital.
Estas decisiones, tomadas por las autoridades regionales y las instituciones educativas, están motivadas por los riesgos de seguridad derivados del conflicto en el este y la destrucción creciente de infraestructuras escolares, lo que también ha provocado una disminución de 62,000 en el número de niños que ingresan a primer grado.
Serhii Babak, jefe del comité parlamentario de educación, ciencia e innovación, en una entrevista con ZN.UA, afirmó que el modo remoto se implementa principalmente en las regiones cercanas al frente, zonas con alta probabilidad de bombardeos y donde no hay refugios adecuados para las escuelas.
Por ejemplo, en Járkov, desde 2022, el Consejo de Defensa decidió suspender las clases presenciales por la amenaza constante de ataques.
Procedimientos similares se adoptan en otras áreas en conflicto, incluyendo partes de Járkov, Zaporiyia, Dnipró y en las zonas fronterizas de Sumy y Chernihiv.
Hasta la fecha, casi 1,779 escuelas han sufrido daños por bombardeos, de las cuales 226 están completamente destruidas.
Estas decisiones se hacen en coordinación con los consejos de defensa regionales, que priorizan medidas de seguridad para garantizar la continuidad educativa.
El año pasado, también se observó una reducción en el número de niños que ingresan a primer grado debido a la caída de la natalidad desde 2024, reflejo de una crisis demográfica prolongada.
Todo esto revela los retos complejos que enfrenta la educación ucraniana en tiempos de guerra, obligando a las autoridades y docentes a buscar soluciones innovadoras y seguras para mantener el proceso de enseñanza y proteger la vida de estudiantes y maestros.