La Generación Z y la Salud Mental: Nuevos Desafíos y Perspectivas en el Siglo XXI

La Generación Z puede evitar la conocida crisis de la mediana edad, pero enfrenta a la vez nuevos desafíos en materia de salud mental que comienzan en la juventud.
El fenómeno de la crisis de la mediana edad, estudiado durante décadas en todo el mundo, podría quedarse en el pasado, ya que investigaciones recientes muestran que los problemas de salud mental entre los jóvenes se vuelven cada vez más frecuentes y sistémicos.
Un análisis llevado a cabo por investigadores del Dartmouth College, University College London y el Instituto de Estudios Fiscales revela que la clásica curva de felicidad en forma de ‘U’—que indica un descenso en el bienestar en la mediana edad seguido de una recuperación en la vejez—ya no se observa.
En su lugar, aparece una tendencia al aumento de la ansiedad, el estrés y la depresión en los jóvenes, alcanzando su punto máximo antes de disminuir con la edad.
Este fenómeno es corroborado por un estudio global en el que se analizaron más de 10 millones de adultos en EE.
UU.
y el Reino Unido, mostrando que los picos en trastornos mentales ahora se concentran en el grupo de 18 a 24 años, mientras que anteriormente los niveles más altos se registraban en los 40-50 años.
Además, las mujeres en todas las edades reportan mayores niveles de desesperación en comparación con los hombres.
Esta tendencia universal también ha sido confirmada por datos de cerca de 44 países, dentro del proyecto Global Minds (2020-2025).
La investigación señala que el ‘pico de infelicidad’, tradicionalmente asociado con la mediana edad, está desapareciendo globalmente, una señal de cambios profundos en la dinámica psicológica de la juventud moderna.
Aunque las causas precisas aún se investigan, se sugieren factores como las secuelas económicas de la Gran Recesión, la falta de inversión en servicios de salud mental, los efectos de la pandemia de COVID-19 y el incremento del impacto de las redes sociales y entornos digitales.
Los expertos advierten que esta transformación requiere acciones urgentes para apoyar el bienestar psicológico de los jóvenes.
Paralelamente, aumentan las preocupaciones respecto a los chatbots basados en inteligencia artificial utilizados para ofrecer ayuda psicológica, ya que podrían generar dependencias emocionales, diagnósticos erróneos y un incremento en la ansiedad y pensamientos suicidas.
La comunidad profesional insiste en la necesidad de regular estos instrumentos tecnológicos, subrayando que no pueden reemplazar la terapia profesional, pero sí complementarla si se usan con responsabilidad y bajo estándares de seguridad.