La visita de Putin a China: negociaciones clave en medio de tensiones por la guerra en Ucrania

Este fin de semana, el presidente ruso Vladimir Putin realizará una visita de gran importancia y carácter estratégico a China, un viaje que el Kremlin ha calificado como «verdaderamente sin precedentes y excepcional».
Esta misión llega en un momento crucial para ambos países y tiene el potencial de influir en el desarrollo de las negociaciones relacionadas con la guerra de Rusia contra Ucrania.
La visita, que durará casi una semana, incluirá la participación en la cumbre de la Organización de Cooperación de Shanghai, reuniones con el líder chino Xi Jinping y un desfile militar en Pekín, donde Putin será un “honorado invitado” junto a dirigentes de Corea del Norte, Irán y Cuba, entre otros.
Los analistas consideran que uno de los temas principales será la alineación de posiciones respecto a la guerra, en especial ante los esfuerzos de Estados Unidos por lograr un cese de las hostilidades.
Este viaje representa una oportunidad para Moscú de evaluar cuánto apoyo puede brindar Pekín a largo plazo y cómo reaccionará si Washington presiona a China para influir en las acciones de Rusia.
La cooperación energética será también un tema relevante; el volumen de comercio bilateral entre Rusia y China superó los 240 mil millones de dólares en el año pasado, un aumento de dos tercios en comparación con los niveles previos a la invasión en Ucrania en 2022.
China ya es el principal comprador de petróleo y carbón rusos y pronto podría convertirse en el mercado más importante de gas natural para Moscú, desplazando a Europa.
A pesar del conflicto, expertos sugieren que la dependencia de Rusia hacia China no disminuirá, pues Moscú busca entender las futuras políticas de Pekín respecto a la compra de petróleo y gas.
Además, se hablará probablemente del proyecto de gasoducto “Fuerza de Siberia-2” y de ampliar las oleoductos existentes.
La cooperación militar, aunque públicamente negada, representa también una parte importante; existen evidencias de que China suministra equipos y tecnología vital para la recuperación militar de Rusia, con estimaciones que indican que China aporta aproximadamente el 70% del equipo y el 90% de los semiconductores necesarios para las fuerzas armadas rusas.
A cambio, Moscú obtiene acceso a tecnologías militares avanzadas.
Beijing se presenta oficialmente como mediador neutral en el conflicto, aunque la cooperación encubierta es bien conocida.
Además, en la visita se esperan gestos simbólicos, como la participación conjunta de Putin y Xi en el desfile militar del 3 de septiembre en la Plaza Tiananmen, que rememora la celebración del Día de la Victoria en Moscú y evidencia su historia compartida y su voluntad de demostrar fuerza y unidad ante el mundo.
La asociación entre ambos también se refuerza a nivel diplomático y militar, lo cual genera inquietud en los gobiernos occidentales.
Sin embargo, los expertos señalan que un escenario de enfrentamiento entre Rusia y China sigue siendo poco probable, dado que comparten intereses comunes y una percepción mutua del contexto geopolítico.
Ambos líderes se sienten confiados; China logró evitar una guerra comercial con EE.
UU., extendiendo el cese de tarifas, mientras que Rusia continúa su campaña militar en Ucrania, a pesar de las amenazas y sanciones estadounidenses.
Los funcionarios de Washington están intentando activar una estrategia para distanciar a Moscú de Pekín, pero muchos analistas consideran que esas hipótesis son poco realistas.
La relación entre Rusia y China está firmemente arraigada y probablemente perdure, independientemente de las presiones externas, debido a su historia común y la percepción compartida de su papel en el orden mundial.
China se prepara para seguir mostrando apoyo en futuras demostraciones militares, reforzando su posición como aliado estratégico, pero también conservando un papel de observador y mediador, adoptando una postura que le permite mantener influencias sin comprometerse directamente en el conflicto.