Crisis humanitaria en Donetsk por severo desabastecimiento de agua: la administración rusa ignora el problema y lo usa para justificar la agresión continuada

La persistente negligencia ante el grave problema del suministro de agua en la región de Donetsk, que actualmente está bajo ocupación, ha convertido una crisis inicialmente manejable en una verdadera catástrofe humanitaria que afecta a miles de habitantes.
El Instituto para el Estudio de la Guerra (ISW) informa que las autoridades ocupantes en la zona están completamente desinteresadas en resolver los problemas urgentes con el agua, y en cambio, utilizan esta situación para justificar la agresión constante de Rusia contra Ucrania.
Aunque se sigue suministrando agua a las instalaciones industriales de la ciudad y zonas cercanas, los residentes comunes y corrientes no tienen acceso a agua potable de calidad.
Según ISW, los ocupantes rusos tratan de esconder la gravedad de la crisis acusando a Ucrania y prometiendo reanudar inmediatamente el suministro de agua tras la liberación de Sloviansk, pero la situación real sigue siendo problemática y sin soluciones evidentes.Hasta ahora, se han instalado aproximadamente mil tanques de agua; sin embargo, estas medidas no solo no solventan el problema, sino que además lo agravan.
En los tanques se detectan bacterias que representan un riesgo para la salud de la población.
Un residente de Donetsk relató a Reuters que casi pierde la vista debido a una infección parasitaria rara que contrajo al bañarse con agua contaminada, lo que demuestra lo peligroso que se ha vuelto el sistema.
Mientras tanto, la administración ocupante desplaza la culpa hacia Ucrania, declarando que reanudarán el suministro de agua “inmediatamente después de que Sloviansk sea liberada”.
La situación en toda la región es crítica, con ciudades como Yenakiieve y Debaltseve enfrentando cortes totales de agua debido a supuestas averías en las tuberías principales.El Centro de Resistencia Nacional informa que la situación del agua en las áreas ocupadas es alarmante.
Los residentes reciben agua solo en un horario restringido —una vez cada tres días durante unas pocas horas—, generando serias dificultades y una crisis humanitaria en aumento.
Estas circunstancias evidencian que las autoridades de ocupación priorizan la propaganda y la apariencia de control, mientras ignoran las necesidades reales de la población civil y ponen en riesgo sus vidas en medio del conflicto armado.