El ataque al gasoducto ‘Druzhba’: por qué perjudica a Ucrania y qué se oculta tras las acciones

Los ataques al vital gasoducto ‘Druzhba’, que conecta Rusia con Europa a través de Ucrania, generan un conflicto complejo de intereses que afecta no solo a Ucrania, sino también a los países vecinos, en particular Eslovaquia.
El ministro de Asuntos Exteriores de Eslovaquia, Juraj Blanár, afirmó recientemente que estos ataques son nocivos no solo para Rusia y Ucrania, sino para toda la seguridad energética europea.Según explicó, estas acciones contravienen los intereses de los países miembros de la Unión Europea, especialmente Eslovaquia, dependiente del suministro de petróleo a través de este oleoducto.
Destacó que bloquear o dañar ‘Druzhba’ provoca una crisis seria que amenaza la estabilidad energética de la región.
Blanár advirtió que, al atacar esta infraestructura, Ucrania corre el riesgo de quedarse sin suficiente combustible, complicando su propio suministro energético y el bienestar de su población.El ministro comunicó que mantuvo una llamada telefónica con el ministro de Exteriores de Ucrania, Andriy Sibiga, en la que discutieron la situación en torno a ‘Druzhba’.
Blanár enfatizó que Ucrania comprende que interrumpir estas entregas genera problemas adicionales, y que ambas partes trabajan para resolver la crisis.Destacó, además, la importancia de finalizar cuanto antes la guerra en Ucrania, ya que los conflictos prolongados impiden estabilizar el sistema energético.
Manifestó su convencimiento de que únicamente las negociaciones diplomáticas pueden devolver la seguridad y la estabilidad, puesto que solo mediante el diálogo se puede detener la espiral de ataques destructivos entre Rusia y Ucrania en materia de infraestructura energética.Los ataques recientes contra el gasoducto ‘Druzhba’, especialmente durante las festividades del Día de la Independencia de Ucrania, demostraron cuán sensible y politicamente explosiva es esta situación.
Las autoridades ucranianas y sus aliados consideran que estas acciones forman parte de una guerra híbrida destinada a desestabilizar la región, impulsada por la intención de Rusia de fortalecer su posición en este conflicto.Se espera que futuros esfuerzos diplomáticos y negociaciones contribuyan a reducir las tensiones y a encontrar soluciones duraderas para la seguridad energética en Europa, en particular para Ucrania.
Mientras tanto, la situación con los ataques al gasoducto sigue siendo incierta, y su momento futuro es un factor decisivo para la estabilidad regional.