Llamados a desplegar aviones de combate estadounidenses en Rumania para apoyar a Ucrania: estrategias de la OTAN y EE. UU.
Los recientes acontecimientos en el panorama de seguridad europeo han puesto nuevamente sobre la mesa la necesidad imperante de reforzar la presencia militar y las garantías de seguridad de los aliados, con el objetivo de prevenir una posible invasión rusa.
Altos mandos de la OTAN y de Estados Unidos discuten activamente la posibilidad de desplegar aviones de combate F-35 de quinta generación en Rumania, país que está siendo convertido en un punto estratégico con la construcción de la mayor base aérea de la OTAN en Europa, diseñada para crear un escudo firme contra cualquier agresión rusa.Durante reuniones recientes, oficiales militares de países como el Reino Unido, Alemania, Francia, Finlandia e Italia han dialogado con sus colegas estadounidenses, encabezados por el general Mark Milley, presidente del Estado Mayor Conjunto, para asegurar garantías de seguridad.
Además del despliegue de aviones, se busca mantener el acceso a sistemas satelitales estadounidenses para GPS y recopilación de inteligencia en Ucrania, aspectos cruciales para el éxito de las operaciones militares.También hay creciente preocupación acerca del suministro de sistemas de defensa aérea, como Patriot y Nasams, y de la autorización para vuelos de aviones de reconocimiento sobre el Mar Negro, en los que ya participan aviones británicos Rivet Joint desde el inicio del conflicto, aunque aún requieren la aprobación de EE.
UU.
para incrementar sus actividades.Por otro lado, en las conversaciones entre aliados se analiza la posible presencia de aviones Typhoon y batallones de entrenamiento en las regiones occidentales de Ucrania, lo que genera debates tanto en Kiev como en las capitales europeas.
Moscú, sin embargo, se opone rotundamente a cualquier despliegue militar extranjero en Ucrania, y el ministro de Exteriores ruso, Sergey Lavrov, recientemente afirmó que Moscú y Pekín deben tener derecho a veto sobre la ayuda militar a Kiev, calificando las negociaciones de garantías de seguridad de la OTAN como un callejón sin salida.
La tensión geopolítica sigue en aumento, y el apoyo a Ucrania continúa siendo uno de los temas más relevantes en la política internacional, donde las decisiones sobre despliegues militares y alianzas jugarán un papel determinante en el desarrollo del conflicto.