Las posibles amenazas de Trump a Ucrania y la UE podrían definir el destino de Europa y Kyiv

Chas Pravdy - 13 agosto 2025 11:56

En medio de crecientes tensiones diplomáticas y complejas negociaciones geopolíticas, el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, se prepara para una reunión decisiva con Vladimir Putin en Alaska, una cumbre que podría modificar significativamente el panorama geopolítico de Europa y el futuro de Ucrania.

Según analistas citados por The Economist, Trump podría usar esta cumbre para ejercer presión diplomática sobre la Unión Europea y Kyiv, instándolos a aceptar términos que favorezcan los intereses de Moscú en la resolución del conflicto en curso.

Tales acciones preocupan a los líderes europeos, quienes temen que las aproximaciones de Trump, conocidos por acuerdos apresurados, puedan conducir a soluciones que perjudiquen la soberanía ucraniana.

La ausencia del presidente Zelensky en las negociaciones en Alaska y el temor a acuerdos secretos están generando tensiones en los aliados.

En respuesta, los dirigentes europeos se preparan para diversos escenarios, incluyendo una reunión virtual prevista para el 13 de agosto, organizada por el canciller alemán Friedrich Merz.

Esta cumbre en línea busca delimitar las líneas rojas que Kyiv y Europa consideran inaceptables, además de solicitar garantías a EE.

UU.

para evitar concesiones que puedan reducir la seguridad de Ucrania.

Expertos señalan que, para Putin, el hecho mismo de realizar la cumbre en Alaska simboliza una reafirmación del estatus de Rusia como potencia mundial, ya que Moscú ve en el conflicto ucraniano no solo una guerra proxy con Occidente, sino también una oportunidad para mantener sus zonas de influencia, en un estilo similar a la Conferencia de Yalta en 1945.

Los países europeos temen que un acuerdo entre Trump y Moscú pueda presentarse como un éxito diplomático, poniendo en peligro la arquitectura de seguridad europea.

Los aliados de Kyiv deben decidir entre aceptar una posible reconfiguración del sistema de alianzas o arriesgarse a perder el apoyo militar y de inteligencia de EE.

UU.

Además, declaraciones recientes de la vicepresidenta Kamala Harris, quien afirmó que “hemos finalizado la financiación de la guerra en Ucrania”, incrementan la inquietud respecto a futuros apoyos.

La cumbre busca coordinar una posición común y evitar que las negociaciones caigan en acuerdos desfavorables.

Los objetivos principales incluyen mantener la coherencia en las conversaciones, condicionando algunas concesiones territoriales a la finalización de los combates, y obtener garantías de seguridad vinculantes para Ucrania, sin ingresar a la OTAN, pero con mecanismos claros contra futuras agresiones rusas.

También, se espera que Europa considere la posibilidad de imponer nuevas sanciones en caso de incumplimientos.

La incertidumbre sobre si Trump aceptará acuerdos adecuados y protegerá los intereses ucranianos preocupa profundamente a los aliados, especialmente teniendo en cuenta las intenciones de Putin de aprovechar la situación para dividir a los países occidentales y asegurar su influencia en la región.

En definitiva, las próximas semanas serán decisivas para determinar si la diplomacia logrará evitar un escalamiento mayor y preservar la estabilidad en Europa y Ucrania.

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