El hundimiento del «Capitán Ushakov»: un símbolo del declive técnico de la marina rusa en medio de fracasos militares

A medida que los conflictos militares intensifican y la Marina de Rusia enfrenta serias dificultades para mantener en operaciones sus embarcaciones, las señales de deterioro y decadencia técnica se vuelven cada vez más evidentes.
La noticia más reciente reseña que el remolcador «Capitán Ushakov», una nave construida solo hace tres años, terminó hundiéndose tras experimentar fallas técnicas durante sus últimas etapas de preparación.
Este buque fue construido en un astillero de San Petersburgo y se planeaba que formara parte de la Flota del Norte, con un equipo de tripulación ya asignado.
Sin embargo, problemas durante su finalización, principalmente, la inundación de sistemas auxiliares, provocaron que se inclinara y finalmente se hundiera.Este evento no es aislado.
La situación general de la marina rusa refleja un deterioro profundo.
La modernización de otros buques de guerra —como el gran buque antisubmarino «Almirante Chabanenko»— se ha retrasado, mientras que la renovación del portaaviones «Almirante Kuznetsov» se encuentra prácticamente en pausa, con planes de retirarlo de servicio en curso.
Estos casos evidencian una crisis técnica y operativa que afecta a toda la flota naval rusa.Incluso los barcos recientemente activados enfrentan problemas, lo que indica un colapso sistémico en la capacidad de la Marina rusa para mantener su flota en estado de combate.
Todos estos episodios reflejan claramente el debilitamiento y la descomposición de la fuerza naval de Rusia, poniendo en duda su posibilidad de cumplir con sus objetivos estratégicos en el mar y de mantener su influencia en los océanos.