Fiesta del apóstol Mateo: historia, tradiciones y su importancia en el calendario cristiano

Cada año, el 9 de agosto, los cristianos de rito oriental conmemoran un día muy especial — la memoria del santo apóstol Mateo, uno de los doce discípulos de Jesucristo, quien sustituyó a Judas Iscariote en el círculo apostólico.
Esta celebración posee una profunda importancia histórica y religiosa, puesto que recuerda los viajes misioneros y las enseñanzas de un apóstol que desempeñó un papel fundamental en la difusión del evangelio.
Según relatos bíblicos, Mateo nació en Belén y desde temprana edad estudió la Ley de Dios bajo la tutela de Simeón, el Dios Recibido.
Cuando Jesús inició su ministerio, Mateo se convirtió en uno de los setenta discípulos que lo siguieron, predicaron su palabra y difundieron sus enseñanzas.
Tras la ascensión de Cristo, fue reconocido como el duodécimo apóstol, sucediendo a Judas Iscariote.
Sus viajes misioneros lo llevaron a regiones como Siria, Tiana, Sinop, Amasea e incluso Etiopía Ponto (actual Georgia Occidental), donde fue testigo y participante de múltiples milagros y sufrió martirio.
Según algunas leyendas, durante sus viajes en Macedonia fue puesto a prueba por paganos, quienes le ofrecieron un plato con veneno que, en otras circunstancias, habría provocado la ceguera inmediata.
Sin embargo, Mateo bebió y milagrosamente sanó a más de 250 personas, imponiéndoles las manos y en el nombre de Cristo.
Su valentía y fe inquebrantable despertaron miedo y envidia entre los paganos, quienes pronto intentaron matarlo o capturarlo.
Gracias a su poder espiritual, Mateo desapareció en varias ocasiones cuando los perseguidos intentaban alcanzarlo.
Algunas versiones hablan de que fue martirizado por el sumo sacerdote Anan y sus seguidores, quienes lograron capturarlo y llevarlo ante el Sanedrín en Jerusalén, donde fue condenado a muerte — ya sea apedreado o crucificado.
Se cree que el apóstol fue ejecutado en Colchis o en regiones que corresponden a la actual Georgia.
En las tradiciones antiguas del pueblo, en esta fecha se establecían ciertas prohibiciones: no se permitía discutir, maldecir, desear el mal o hacer negociaciones, ya que se creía que cualquier acción en este día que violara estas reglas traería mala suerte o fracaso.
Tampoco era recomendable visitar familiares o amigos, para evitar conflictos.
La casa, en esta jornada, debía alojar únicamente a los habitantes fieles, y no se debía tirar la comida sobrante, pues se pensaba que eso traía mala fortuna.
Además, se consideraba que no era conveniente usar hierbas medicinales, ya que en esta fecha perdían sus propiedades curativas y podían convertirse en veneno que afectaba la salud.
Esta festividad no solo rinde homenaje a la historia del apóstol sino que también invita a los fieles a mantener su fe, valorar las virtudes espirituales y evitar disputas en la vida cotidiana.