Azerbaiyán frente a Rusia: Fingimiento y la debilidad de las dictaduras

Chas Pravdy - 04 julio 2025 08:34

La tensión entre Azerbaiyán y Rusia se ha vuelto cada vez más evidente como muestra de profundas crisis internas en ambos países. Ambos gobiernos proyectan una imagen de poder en el escenario internacional, mientras esconden su incapacidad para resolver sus problemas internos. Los incidentes recientes, incluida la detención de ciudadanos azerbaiyanos en Ekaterimburgo por parte de las fuerzas de seguridad rusas, muestran una táctica de fingimiento y brutalidad para mantener control o hacer valer sus reclamaciones. En Rusia, las represiones contra migrantes y periodistas se han vuelto rutinarias, mientras que en Bakú, las respuestas a las acciones de Moscú a menudo involucran violencia y demostraciones de fuerza, lo que revela su vulnerabilidad oculta. Un principio fundamental en este enfrentamiento es la ilusión de que la fuerza se demuestra solo a través de violencia. Las autoridades azerbaiyanas, por ejemplo, detuvieron a propagandistas rusos del canal `Sputnik`, usando la misma táctica que emplean contra migrantes azerbaiyanos en Rusia. Esto simboliza la capacidad de Bakú para responder incluso a un vecino más grande. Además, las relaciones diplomáticas se deterioraron significativamente tras el incidente en Grozni, donde las defensas antiaéreas rusas derribaron un avión de pasajeros de una aerolínea azerbaiyana, profundizando la crisis. Rusia responde mediante engaños e indiferencia, intentando negar su responsabilidad y reducir el impacto de las tragedias que ella misma provocó. La muerte de los hermanos Safarov, justificada con falsos argumentos, aumenta la indignación en Azerbaiyán. Mientras tanto, Rusia usa viejos casos criminales como herramientas de represión política, apoyando estructuras que amenazan y atemorizan a migrantes y minorías. Al mismo tiempo, la política regional cambia con la posible firma de un tratado de paz entre Armenia y Azerbaiyán, que podría modificar la distribución del poder en la zona. Turquía, como socio estratégico de Bakú, apoya un acercamiento, mientras Moscú, tradicional aliado de Armenia, pierde influencia. Las opciones militares y económicas limitadas de Rusia la hacen incapaz de ejercer una presión significativa, especialmente en medio de las sanciones internacionales. Los activos del líder azerbaiyano Ilham Aliyev, en su mayoría registrados a nombre de su familia en Rusia, siguen siendo una herramienta importante de influencia. La estrategia de Vladimir Putin consiste en amenazas y advertencias, intentando intimidar a Aliyev y a su diáspora, mientras demuestra sus propias debilidades. Las políticas cada vez más decisivas de Azerbaiyán muestran su disposición a responder de forma firme, elevando las apuestas en este juego geopolítico. En definitiva, Putin y Aliyev participan en un juego de alto riesgo, y Ucrania puede perder aliados o, al contrario, encontrar nuevas oportunidades para maniobrar en la región.

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