Crisis humanitaria en perspectiva: el impacto de los recortes en la ayuda estadounidense para 2030

Investigaciones recientes publicadas en la reconocida revista médica The Lancet advierten sobre un escenario catastrófico si continúan los recortes en la financiación de la Agencia de los Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (USAID), que podrían costar más de 14 millones de vidas en todo el mundo para 2030. De acuerdo con estos estudios, las reducciones de presupuesto, que comenzaron este año bajo la administración de Trump, amenazan con revertir décadas de avances en la salud global. La evidencia muestra que, en los últimos veinte años, los programas financiados por USAID han sido fundamentales para salvar aproximadamente 91 millones de vidas, incluidos 30 millones de niños. Sin embargo, las proyecciones actuales alertan que si se mantienen estos recortes severos, la mortalidad global podría aumentar de forma significativa. Estados Unidos continúa siendo el mayor donante mundial de ayuda humanitaria, representando aproximadamente el 38% de todas las contribuciones internacionales reportadas a las Naciones Unidas. Solo el año pasado, la ayuda exterior de Estados Unidos superó los 61 mil millones de dólares, de los cuales más de la mitad fue canalizada a través de USAID. A pesar de ello, las políticas actuales del gobierno estadounidense, bajo la gestión de Trump, han reducido drásticamente estos esfuerzos, cancelando o reduciendo más del 80% de los programas existentes. Las autoridades aseguran que estas medidas buscan aumentar la eficiencia y eliminar gastos innecesarios, aunque especialistas advierten que este enfoque puede deshacer los logros alcanzados en el combate a las enfermedades y en la mejora de las infraestructuras sanitarias en países vulnerables. El Departamento de Estado de EE. UU. ha declarado que los programas restantes se manejarán de forma más eficaz y focalizada. Sin embargo, las organizaciones humanitarias y expertos en salud alertan que estas acciones podrían tener consecuencias devastadoras: un retroceso en los avances sanitarios mundiales, un aumento en las pérdidas humanas y un retraso en la lucha contra pandemias y crisis sanitarias. La comunidad internacional observa con preocupación cómo estas decisiones podrían desencadenar una crisis humanitaria sin precedentes, poniendo en riesgo millones de vidas en las próximas décadas.