Día de los Apóstoles Pedro y Pablo: historia y tradiciones de celebración

Chas Pravdy - 29 junio 2025 00:22

Cada año, el 29 de junio, en el cristianismo oriental se celebra el Día de los Apóstoles Pedro y Pablo, una festividad especial que honra la memoria de su sacrificiosa muerte y su tránsito a la vida eterna. Es una de las fechas más antiguas y veneradas en el calendario eclesiástico, que nos recuerda a los fieles discípulos de Jesucristo, que dedicaron sus vidas a la difusión de la enseñanza cristiana y asumieron el martirio en nombre de la fe. En este día, los creyentes conmemoran su protección celestial y su lucha por la verdad y la buena causa, ya que simboliza la victoria de la luz espiritual sobre las tinieblas. La historia de la celebración del Día de los Apóstoles Pedro y Pablo tiene sus raíces en leyendas bíblicas y fuentes históricas que resaltan la importancia de estas figuras en el mundo cristiano. Según las tradiciones bíblicas, los primeros apóstoles no siempre fueron seguidores de Cristo — tanto Pedro como Pablo inicialmente tuvieron otros nombres: Simón y Saulo. Se les hizo conocidos bajo los nombres de Pedro y Pablo después de su bautismo, que marcó su transformación espiritual. La tradición atribuye la muerte de ambos apóstoles a un martirio casi simultáneo, en Roma, en el año 67 d.C. Muchas leyendas y tradiciones han conservado los detalles de su partida hacia la eternidad. Pedro, originalmente pescador en el Mar de Galilea, fue el primero en llamar a Jesús Mesías y Maestro. Cuando sus discípulos fueron arrestados, Pedro negó a Cristo tres veces, pero posteriormente se convirtió en un incansable predicador del Evangelio, difundiendo la palabra en las orillas del Mar Mediterráneo y en diversas regiones — en Antioquía, Asia Menor, Egipto, Grecia, Roma, España, Cartago y Gran Bretaña. Su misión finalizó en Roma, donde fue crucificado cabeza abajo a petición propia, considerándose indigno de morir de la misma forma que Cristo. Por su parte, Pablo, a diferencia de Pedro, no fue discípulo de Jesús desde el principio. Su camino hacia la fe cristiana estuvo lleno de pruebas; obtuvo una buena educación y inicialmente perseguía a los cristianos. Sin embargo, en su viaje a Damasco, tuvo un encuentro con el Salvador, momento que fue decisivo, pues Pablo aceptó el bautismo y empezó a evangelizar activamente. Su labor abarcó toda la región mediterránea — desde sus predicaciones en Chipre, en tierras de Asia Menor, en Macedonia y Grecia, hasta la redacción de 14 epístolas que forman parte del Nuevo Testamento. Su camino terminó trágicamente en el año 67, cuando, al igual que Pedro, fue martirizado con la espada — su muerte fue un merecido reconocimiento a su servicio a Cristo. Qué no se debe hacer en el Día de los Apóstoles Pedro y Pablo Según antiguas tradiciones y el reglamento eclesiástico, este día tiene un carácter especial. Los creyentes piensan que en esta festividad no se debe realizar trabajo físico pesado — solo se permite realizar tareas suaves y pequeñas. Tampoco es recomendable ocuparse de los quehaceres domésticos, lavar la ropa, limpiar la casa o hacer manualidades, ya que esto se considera una muestra de descuido y falta de gratitud hacia el día santo. En este día, estaba prohibido enfadarse, disputar y difundir chismes — se considera que las palabras negativas y los conflictos pueden romper la armonía espiritual. También se desaconseja bañarse en aguas abiertas, ya que los apóstoles son considerados patronos de los marineros y del transporte marítimo; en su honor, existía la tradición de bañarse precisamente en este día para que el agua «no los llevara como sacrificio». Según la sabiduría popular, después de la comida festiva, está prohibido llevarse las sobras de comida de la mesa — se cree que estas permanecen para los difuntos, para mantener con ellos un vínculo espiritual. En resumen, el Día de los Apóstoles Pedro y Pablo no solo es una jornada para recordar el heroico camino de los primeros predicadores de la fe cristiana, sino también un tiempo para venerar profundas tradiciones espirituales y seguir ciertas prohibiciones que ayudan a mantener la salud espiritual y física, recordando a quienes consagraron sus vidas al servicio de Dios y de los demás.

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