Ucrania necesita urgentemente la prohibición de opioides ante la preocupación de los soldados heridos

Existe una creciente preocupación en el país por el uso generalizado e incontrolado del potente analgésico opioide nalbufina. Según médicos y expertos militares, está causando adicción entre los militares y dificultando su recuperación de las lesiones. Expertos médicos instan al Ministerio de Salud a añadir inmediatamente el fármaco a la lista de sustancias controladas para restringir su libre circulación en las cadenas farmacéuticas, especialmente en zonas cercanas al frente, donde el acceso a los medicamentos es especialmente crítico. Así lo informó Oksana Korchynska, figura pública y voluntaria que ha denunciado este problema en repetidas ocasiones, en su página oficial de Facebook. Según ella, el personal médico, en particular los jefes de suministros médicos de las brigadas militares y representantes del Departamento de Salud del Ministerio de Defensa, solicitaron al Ministerio de Salud la prohibición de la venta de nalbufina en las cadenas de farmacias o su equiparación legal con los estupefacientes, de conformidad con la Resolución n.º 770 del Gabinete de Ministros de Ucrania. Según Korchynska, el consumo masivo de la droga al margen de los protocolos médicos conduce al rápido desarrollo de la adicción en el ejército, lo que supone un riesgo adicional para su salud y seguridad. Según la comunidad de voluntarios y médicos, en 2024 se vendieron más de 2,8 millones de envases de nalbufina en Ucrania, lo que la convirtió en el cuarto medicamento más vendido del país. Al mismo tiempo, el sistema de recetas electrónicas registró solo unas cinco mil recetas, de las cuales menos de 800 se pagaron, lo que representa menos del 0,04 % del total de ventas. Esto indica su uso masivo sin un registro ni un control adecuados. La voluntaria añade que la droga llega a manos de los soldados en primera línea sin la documentación ni el registro adecuados, lo que complica aún más la situación. Korchynska señala que, en algunos casos, los médicos recetan nalbufina en lugar de fármacos más modernos y eficaces, alegando falta de financiación y la necesidad de ahorrar. Esto lleva directamente a que, tras el tratamiento, muchos soldados regresen a casa con una adicción grave. Según ella, los síntomas de abstinencia tras la nalbufina (dolores, insomnio, ansiedad, ataques de pánico) se asemejan a los de la adicción a la heroína. Los soldados comparan el estado de "abstinencia" con la adicción a la heroína, pero por miedo a perder la confianza del mando y a un estatus inferior, a menudo guardan silencio y no tienen prisa por hablar del problema. Es especialmente preocupante que la nalbufina aún no esté incluida en la lista de sustancias controladas en Ucrania, por lo que las farmacias no están obligadas a cumplir normas estrictas de contabilidad, almacenamiento y dispensación de este fármaco. Esto crea el riesgo de su uso y distribución no autorizados fuera de la regulación, lo cual es especialmente peligroso en condiciones militares. Médicos y activistas exigen la inclusión urgente de la nalbufina en la lista de sustancias controladas y el establecimiento de un estricto control estatal sobre su circulación. En este contexto, la disponibilidad de un tratamiento adecuado para el dolor en Ucrania es crucial. Prácticamente no hay especialistas cualificados en cuidados paliativos en el país, y muchos pacientes se ven obligados a soportar el dolor debido a la falta de analgésicos modernos, eficaces y seguros. Se está debatiendo la reforma del sistema de gestión del dolor, ya que la venta masiva y el consumo de fármacos prohibidos o deficientes solo agrava la situación. Como señalan expertos y médicos, la nalbufina es un opioide barato pero peligroso, a menudo llamado el "opioide de los pobres". Es más barato que otros análogos, pero causa una grave dependencia física y mental. Se conocen casos de soldados tratados con este fármaco que no lograron superar la adicción, y los síntomas de abstinencia (dolores, insomnio y ansiedad) se asemejan a los de la heroína. Aunque la nalbufina se usaba ampliamente en el ejército y formaba parte de los botiquines de primeros auxilios, su uso plantea ahora muchas dudas sobre su seguridad y viabilidad. Al mismo tiempo, expertos y activistas destacan que la medicina moderna ofrece alternativas mucho más seguras y prácticas: parches de fentanilo, tabletas de morfina y otros fármacos incluidos en los protocolos internacionales para el alivio del dolor y con una eficacia científicamente probada. El uso de nalbufina en las condiciones actuales es arriesgado, ya que no cumple con los estándares internacionales y genera un peligro adicional para el combate y la disciplina médica. Destacados activistas y médicos exigen una respuesta rápida del Estado: la inclusión de la nalbufina en las listas de sustancias controladas, un control estricto de su circulación y la búsqueda de métodos alternativos y más seguros para el alivio del dolor. Después de todo, el país debería centrarse en la creación de un sistema de cuidados paliativos de alta calidad que sea capaz no solo de tratar, sino también de prevenir el desarrollo de la adicción y de mantener la capacidad de combate de las fuerzas armadas. El dolor en el país, que a menudo se sustituye por la simple resistencia, no es solo un dolor físico, sino también un síntoma del peligro y la ineficacia sistémica de la medicina moderna. Ucrania debe encontrar maneras de ayudar a sus pacientes, resolver el problema del consumo descontrolado de estupefacientes y construir un sistema que se base no solo en el alivio rápido del dolor, sino también en la atención a la salud y la seguridad a largo plazo de todos los que luchan y necesitan apoyo. En una entrevista, Yulia Melnychuk y Andriy Strokan, médico del proyecto Ucrania Sin Dolor, nos hablan con más detalle sobre este problema, sus causas y posibles soluciones.