Merkel y el gobierno alemán buscan bloquear la reanudación del Nord Stream: amenaza con reabrir los gasoductos rusos

Chas Pravdy - 28 junio 2025 19:14

En Alemania se debaten posibles medidas para impedir cualquier intento de reanudar los gasoductos Nord Stream, que conectan el país con Rusia, pero siguen amenazados debido a desacuerdos políticos y económicos. Las autoridades de Berlín, en particular el alcalde Frank-Marc Merz, están examinando detenidamente las posibilidades de utilizar mecanismos legislativos para evitar el retorno a la dependencia energética de Moscú, que históricamente ha tenido un gran impacto en el sector energético alemán. Los vínculos energéticos con Rusia han determinado activamente la política exterior de Berlín: más de la mitad de su gas se suministraba a través de los gasoductos Nord Stream. Sin embargo, en el contexto de la agresión rusa contra Ucrania y las restricciones impuestas por las sanciones, el gobierno alemán ha declarado su total rechazo a los combustibles fósiles rusos, en particular por parte de los ciudadanos y las empresas. No obstante, la cuestión de la restauración de los gasoductos ha vuelto a cuestionar esta postura. Según el Financial Times, ante las noticias sobre la intención de empresarios rusos y estadounidenses de restablecer la operación de los gasoductos, el gobierno de Merkel ha intensificado las negociaciones diplomáticas con representantes de la Unión Europea y sus colegas ucranianos para desarrollar mecanismos que disuadan dichas iniciativas. Además, a diferencia de otras infraestructuras, el Estado alemán no tiene control directo sobre los cuatro gasoductos Nord Stream, ya que pertenecen a la empresa suiza Nord Stream AG, que a su vez es una estructura extranjera con todos los derechos de propiedad fuera del espacio europeo. El Ministerio de Economía alemán informó que está considerando activamente la posibilidad de modificar la legislación sobre control de inversiones para evitar cambios en la propiedad de Nord Stream AG. Esto es fundamental, ya que, según la normativa vigente, el gobierno no tiene suficiente influencia sobre estos activos ubicados en el extranjero. Si los gasoductos se ponen en funcionamiento de nuevo, deberán someterse a una certificación técnica, pero el bloqueo legal de dichos procesos no está previsto directamente por ley. Paralelamente, se ha debatido en el país la posibilidad de relanzar el gasoducto Nord Stream 2 o las otras tres líneas del Nord Stream. El inversor estadounidense Steven Lynch, quien cree que Europa eventualmente volverá al gas ruso, ya se ha reunido con representantes del ministerio alemán para presentar sus propuestas para utilizar al menos uno de los gasoductos intactos para satisfacer las necesidades del mercado energético. Según Lynch, incluso un gasoducto en funcionamiento puede proporcionar una cantidad suficiente de recursos, y nada impide que se prescinda de la reparación de las partes dañadas. Al mismo tiempo, el gobierno de Berlín enfatiza categóricamente su compromiso con la política de retirada gradual de los recursos energéticos rusos en el marco del paquete de sanciones de la UE. El canciller Olaf Scholz y el ministro de Economía, Robert Gaby, enfatizan que Alemania ya ha dejado de comprar gas ruso a través de gasoductos y que también se ha suspendido el suministro de gas licuado ruso a las terminales alemanas. El país está debatiendo activamente la idea de reducir gradualmente su dependencia de los combustibles fósiles, a la vez que impulsa el desarrollo de fuentes de energía alternativas y terminales para la importación de GNL. A nivel mundial, la situación con el régimen de sanciones sigue sin resolverse: el Consejo Europeo aún no ha adoptado el 18.º paquete de sanciones contra Rusia por sus acciones militares en Ucrania. Los líderes de la UE acordaron prorrogar las medidas anteriores por seis meses más, pero la cuestión de la introducción de nuevas restricciones sigue abierta debido a la resistencia de algunos países, en particular Eslovaquia. La solución a este problema se ha pospuesto y las conversaciones continúan, en esencia, a nivel diplomático y de embajadores. Por consiguiente, Alemania y la Unión Europea se encuentran actualmente en un difícil equilibrio entre el deseo de garantizar la seguridad energética y la necesidad política de acabar con la dependencia de los recursos rusos, mientras buscan activamente formas de bloquear legal y legislativamente cualquier intento de restablecer la operación de los gasoductos rusos. Al mismo tiempo, la cuestión de la futura soberanía energética de Europa sigue abierta y requiere soluciones integrales en los próximos meses.

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