Cómo sobrevivir emocionalmente durante los años de guerra: cinco palabras clave de nuestra experiencia

Chas Pravdy - 28 junio 2025 17:18

Durante más de tres años, los ucranianos han vivido en un estado de incertidumbre, en un estado de constante prueba y resistencia personal. La guerra cambió nuestro mundo para siempre, y todos nos vemos obligados a reflexionar sobre lo que nos sucede, nuestros sentimientos y nuestras perspectivas de vida. Tras haber perdido muchos de los componentes principales del bienestar —seguridad, estabilidad, previsibilidad—, las personas están centrando todos sus esfuerzos en adaptarse a la nueva realidad y preservarse. Esto no es solo un síndrome psicológico, sino una profunda crisis vital que nos ha afectado a todos. En este artículo, quiero compartir cinco palabras que reflejan los aspectos más relevantes de nuestro presente. Nos ayudan a comprendernos mejor a nosotros mismos y a nuestro entorno, y a encontrar la fuerza para seguir adelante incluso en las condiciones más difíciles. Estas no son solo palabras, sino también claves para sobrevivir en las condiciones de guerra, que han destrozado la vida normal y la han convertido en una lucha diaria a cada instante. **La primera palabra es “carencia”.** La guerra nos ha privado de muchas cosas: seguridad, paz, estabilidad. Vacíos que antes no existían han aparecido en nuestra vida cotidiana. El mayor déficit reside en la sensación de seguridad. No se puede retroceder en el tiempo, no se puede recuperar lo perdido, pero sí se puede aprender a vivir con esta carencia, buscando soluciones para satisfacer incluso las necesidades más básicas. Es como si cada uno de nosotros tuviera una “discapacidad” imaginaria: la pérdida de funciones que antes parecían indispensables. La pérdida de oportunidades de volver a casa, de estar con los seres queridos, de simplemente dormir por la noche o de cruzar la frontera: todo esto es cosa del pasado. Sin embargo, la adaptación, el ingenio y la ayuda mutua se convierten en nuestras principales herramientas para superar esta “carencia” nacional y personal. Es importante no tener vergüenza de pedir ayuda y estar dispuestos a afrontar este vacío con pasos pequeños pero significativos. **La segunda palabra es “dolor”.** Cada día es una mezcla de emociones y experiencias. Desesperanza, ansiedad, desesperación, ira, tristeza: todo esto acompaña la vida en tiempos de guerra. Y aunque a veces queramos ocultar estos sentimientos, fingir que todo está bien, son parte integral de nuestra existencia. Al fin y al cabo, son los que nos indican que estamos vivos, capaces de experimentar emociones inesperadas y de reaccionar ante los desafíos del mundo que nos rodea. La ansiedad nos impulsa a estar alerta, la tristeza nos ayuda a superar las pérdidas, y la ira no nos permite derrumbarnos. Vale la pena recordar que estos sentimientos, aunque difíciles, son una reacción natural ante una situación difícil. Si es posible, tratemos de no eclipsar los momentos brillantes: necesitamos alegría y placer en la vida para no perder nuestra identidad humana. **La tercera palabra es "agotamiento".** Los expertos han registrado repetidamente la fatiga de guerra desde 2022. El cuarto año de sangrienta confrontación, y ya nos hemos acostumbrado a vivir y trabajar, a pesar de los innumerables signos de estrés crónico. Según la empresa Gradus, más de la mitad de los ucranianos sienten un agotamiento físico y psicológico severo. Esta sensación crece cada año, y ahora es difícil ocultarla. La gente se encuentra en un estado de agotamiento "mortal", a pesar de que la guerra continúa y los frentes ya forman parte de nuestro subconsciente. El estrés impregna cada célula de nuestro cuerpo, y es normal. ¿Qué hacer? Lo más sencillo es descansar. Recuperar fuerzas es la prioridad. Incluso un breve descanso y unos minutos de relajación pueden reducir la carga invisible y restaurar la energía vital. **La cuarta palabra es "incertidumbre".** Vivimos en una época en la que es imposible predecir la duración de la guerra ni su fin. Esto genera muchas dudas, vacilaciones y dificultades para tomar decisiones. A menudo, la gente no sabe si vale la pena invertir en nuevos proyectos, ir a algún sitio o esperar a que pase este terrible período. No existe un algoritmo, una instrucción clara. Lo único que ayuda es una rutina familiar. Ante todos los riesgos e incertidumbres, cumplir con nuestros deberes y mejorar nuestros rituales cada día nos mantiene a flote. Después de todo, es el control sobre los asuntos cotidianos lo que reduce la sensación de falta de sentido y brinda estabilidad en medio del caos. Recuerda siempre: incluso en los momentos más difíciles, hay algo que puedes controlar: preparar la comida, mantener el orden, cuidar de tus seres queridos. **La quinta palabra es "vida"**. En tiempos de guerra, es importante recordar: a pesar de todo, vivimos. Nuestra vida no es solo existencia, también está llena de pequeños momentos felices cada día. Nos levantamos por la mañana, besamos a nuestros hijos, tomamos café, leemos libros, nos comunicamos con nuestros seres queridos, reímos, nos abrazamos. Este es un verdadero valor, un valor que no debe perderse ni siquiera en los momentos más difíciles. La vida misma es nuestra resistencia y respuesta más importante a la guerra. No debe posponerse ni devaluarse. No tenemos el privilegio de esperar tiempos mejores; vivimos y luchamos cada día. Esta es nuestra verdadera victoria: preservar nuestra identidad humana y la fuerza para seguir adelante. Así, incluso en las condiciones más sombrías de la guerra, puedes encontrar la fuerza para vivir, con la ayuda de la sabiduría moderna, la resiliencia interior y el apoyo mutuo. Al fin y al cabo, cada palabra que decimos, cada día, es importante para sanar heridas y construir el futuro. Y entre cuatro paredes, entre la multitud, en soledad, vivimos, y este hecho es más importante que cualquier lista de "defectos" y "condenas". Cree en tu propia fuerza y no dejes que la guerra destruya tu humanidad.

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