El Secretario de Defensa de los Estados Unidos anunció la completa destrucción del programa nuclear iraní: EE
UU. destruyeron objetivos clave en Teherán El Ministro de Defensa de Estados Unidos, Pity Hegset, comunicó el domingo 22 de junio una noticia de gran importancia y también de carácter revolucionario sobre la situación en la región de Oriente Medio. Según sus palabras, las fuerzas estadounidenses llevaron a cabo una nueva campaña masiva de golpes dirigidos contra tres de los objetos nucleares más importantes y secretos de Irán: en Fordo, Natanz e Isfahán. Esto fue una respuesta a los esfuerzos de Teherán por desarrollar y mantener su arsenal nuclear, y, según explicó el funcionario, estos golpes destruyeron prácticamente el programa nuclear iraní, frenaron seriamente sus ambiciones nucleares y abrieron un nuevo capítulo en el enfoque de Estados Unidos hacia la seguridad regional. Sobre el éxito de la operación, que el propio ministro calificó como “impactante”, Hegset declaró en una rueda de prensa que se lograron destruir los objetos críticos en Teherán. Se trató de depósitos subterráneos y plataformas de producción protegidas contra la mayoría de los tipos de armas estándar y consideradas clave para el potencial nuclear iraní. Subrayó que esta operación no tuvo ninguna orientación contra el pueblo o las fuerzas militares de Irán y que fue únicamente dirigida a detener las ambiciones nucleares iraníes. De acuerdo con sus palabras, los golpes en sí fueron realizados mediante bombarderos reutilizables B-2 y submarinos que lanzaron misiles de crucero “Tomahawk”. La parte estadounidense considera especialmente importante el ataque a los objetos subterráneos secretos en Fordo e Isfahán, que estaban protegidos por tecnología de navegación y reconocimiento de última generación. Estos ataques requirieron esfuerzos de inteligencia de alto nivel y un suministro preciso, y su destrucción representa un verdadero desafío para cualquier fuerza militar. Hegset también enfatizó que en la operación se utilizaron elementos de la llamada “desorientación”— un método destinado a confundir y reducir la capacidad de los sistemas de defensa iraníes para responder eficazmente al ataque. En total, según datos del Pentágono, se lanzaron 14 bombas de alta precisión para destruir los objetivos correspondientes. El siguiente paso en las declaraciones del ministro de Defensa fue el informe del jefe del Estado Mayor Conjunto, general Denny Kane. Él denominó la operación “Martillo de Medianoche”: este plan secreto se convirtió en una de las acciones militares más importantes de Estados Unidos en la región en los últimos tiempos. Según el general, esta operación permaneció estrictamente clasificada y solo unos pocos altos mandos en Washington estaban al tanto de ella. Como antecedentes de este evento están los golpes previos. La noche del 13 de junio, Israel llevó a cabo un ataque preventivo contra los objetos nucleares de Irán, intentando detener o debilitar su programa nuclear con anticipación. Y el 22 de junio, alrededor de las dos de la madrugada hora iraní, las fuerzas aéreas de EE. UU. realizaron una operación masiva dirigida a tres objetos clave— en Fordo, Natanz e Isfahán. Se informa que la operación fue ejecutada con máxima precisión y se considera exitosa. En la capital estadounidense y en el Departamento de Defensa destacaron su importancia estratégica y su posible impacto en la situación regional. Tras el golpe exitoso, el presidente de EE. UU., Donald Trump, en sus declaraciones insistió en que Teherán debe regresar inmediatamente a la mesa de negociaciones y acordar la paz, de lo contrario, los próximos pasos de Washington serán aún más amplios y de cierta forma más destructivos. Cabe señalar que esta operación es una de las más grandes en los últimos tiempos en el contexto del conflicto entre EE. UU. e Irán, y sus consecuencias podrían modificar significativamente el equilibrio de poder en la región, además de poner en grave riesgo cualquier esfuerzo diplomático para resolver la situación. Fuentes informan que en EE. UU. actualmente se discuten activamente nuevas estrategias y pasos posibles respecto a Irán, ya que esta operación abre una nueva etapa, más agresiva, en su política en la región. Al mismo tiempo, el gobierno oficial de Teherán mantiene una tensión suspendida, evitando declaraciones directas, pero, según información no oficial, aumenta su preparación defensiva y activa el diálogo diplomático con países que puedan influir en la situación. En general, se puede considerar que esta noche en la historia marca un punto de inflexión en la estrategia diplomática y militar de Estados Unidos hacia Irán y el Medio Oriente en general, ya que la destrucción de la infraestructura nuclear intensifica la lucha por el control de la región y el proceso de paz en el futuro.