El periodista del poder y la lucha por la justicia ha regresado a casa: Vladíslav Yesípenko, liberado del cautiverio ruso en la península ocupada de Crimea

Chas Pravdy - 22 junio 2025 21:24

Después de más de cuatro años de injusta prisión, que pone en duda cualquier norma del derecho internacional y de la libertad de expresión, el periodista ucraniano Vladíslav Yesípenko por fin ha tenido la oportunidad de ser libre. El 20 de junio de este año, salió de la prisión en Rusia y se dirigió rápidamente hacia la libertad, regresando de Crimea, donde estuvo detenido desde 2021. Su liberación no es solo el regreso de una persona, sino un ejemplo destacado de la lucha por la verdad y la libertad de expresión en condiciones difíciles, que se vuelven cada vez más agudas en el contexto de la guerra ruso-ucraniana y las políticas de represión. Fuentes, en particular el proyecto de la Radio Libertad de Ucrania «Crimea.Realiya», confirman esta importante noticia. Radio Libertad, al informar sobre este episodio, agradeció a los gobiernos de EE. UU. y Ucrania por su apoyo constante y perseverante para facilitar el regreso de Vladíslav a casa. El director de la organización, Steven Capus, en sus comentarios destacó que Yesípenko sufrió torturas físicas y psicológicas durante su encarcelamiento, y señaló que la libertad para el periodista fue el resultado de una cooperación internacional prolongada y esfuerzos globales. «Más de cuatro años, Vladíslav sufrió presiones y abusos por parte de las fuerzas de seguridad rusas, que lo castigaron arbitrariamente por un crimen inventado», afirmó Capus en su declaración. «Radio Libertad expresa su sincero agradecimiento a los gobiernos de EE. UU. y Ucrania por su apoyo activo y por trabajar para evitar más abusos contra nuestro colega. También estamos profundamente agradecidos a la comunidad mundial por la defensa de la libertad de prensa, por su incansable ayuda y abogacía, que han sido clave para salvar su vida y facilitar su regreso a su país». La historia de este trágico-y-liberador evento comienza aún el 10 de marzo de 2021. Ese día, Vladíslav Yesípenko desapareció de los radares informativos: dejó de comunicarse con sus familiares repentinamente. Posteriormente se informó que fue detenido por las fuerzas especiales rusas —el Servicio Federal de Seguridad (FSB). Lo acusaron de «delitos» que incluían supuestos vínculos con los servicios secretos ucranianos y posesión y transporte de municiones en Crimea. Estas acusaciones eran completamente fabricadas, destinadas a distorsionar sus actividades y desacreditarlo como periodista ucraniano. Tras su captura, las torturas horribles, incluyendo quemaduras eléctricas, fueron aplicadas a Yesípenko—un ejemplo clásico de la obtención forzada de «confesiones» en esas condiciones. Su sufrimiento físico y psicológico permaneció en secreto para la opinión pública solo posteriormente, cuando su caso empezó a recibir amplia repercusión en medios internacionales y ucranianos. El 16 de febrero de 2022, Vladíslav fue condenado a seis años de prisión en una colonia de régimen general y a una multa de 110 mil rublos. Los fiscales y tribunales rusos pedían una pena más severa, de hasta 11 años de cárcel. Sin embargo, gracias a las gestiones de su defensa y a la presión diplomática, lograron conseguir la reducción de la sentencia —fue condenado a 5 años, una medida atenuada— lo que también redujo los gastos materiales, importante para su futuro. Como resultado de esta larga lucha contra las arbitrariedades del sistema ruso y tras esfuerzos diplomáticos e internacionales, Vladíslav Yesípenko finalmente pudo regresar a Ucrania. Esto fue posible gracias a la perseverancia de diplomáticos ucranianos, activistas de organizaciones de derechos humanos y la comunidad mundial, que no permaneció indiferente a la voz de un periodista que lucha por la libertad de expresión y la información independiente. Ya en libertad, Vladíslav invita a no olvidar la voz de quienes, a través de las represiones políticas y la guerra, el régimen armado priva de sus derechos y libertades. Su historia es un recordatorio de que la lucha por la justicia, la libertad de expresión y los valores humanos nunca termina, incluso en los momentos más oscuros. La liberación de Vladíslav Yesípenko no solo simboliza esperanza para los periodistas ucranianos, sino que también constituye un llamado al mundo a mantener la atención y el apoyo a quienes luchan por la verdad en condiciones extremas. Ahora que ha regresado a casa, su relato de torturas y penalidades queda en los corazones de muchos como símbolo de la lucha incondicional por la libertad, que valoramos claramente y sin demora.

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