Israel ha llevado a cabo una nueva operación militar de gran escala en Irán, dirigida a aumentar la presión sobre el programa nuclear iraní y destruir posibles objetivos de misiles y militares
Este es el tercer ataque en las últimas semanas, que demuestra una escalada en el conflicto entre Tel Aviv y Teherán, que ya va más allá de las tensiones regionales habituales. Según fuentes militares israelíes, en la noche del 21 de junio, la Fuerza Aérea de Israel llevó a cabo una serie de golpes selectivos contra objetivos en territorio iraní, incluyendo una instalación en la ciudad de Isfahán, así como varias instalaciones importantes de lanzamiento de misiles en esa y zonas cercanas. Informes, citando el Comando Central del Ejército de Defensa de Israel (IDF), indican que participaron alrededor de cincuenta aviones de combate que lanzaron más de 150 proyectiles. Este ataque constituyó una nueva etapa en la aislación del programa nuclear iraní, en particular, la destrucción del objetivo en Isfahán, que ya había sido atacado con misiles al principio del conflicto. Según militares, los golpes no solo apuntaron al complejo nuclear en sí, sino también a instalaciones de producción y fabricación, en particular, instalaciones para la producción de centrifugadoras—un componente clave en el proceso de enriquecimiento de uranio. Los representantes del IDF resaltan que estas acciones dirigidas han debilitado significativamente la capacidad de Irán para continuar desarrollando su programa nuclear y también han destruido varias plataformas de lanzamiento de misiles que ya estaban preparadas para atacar territorio israelí. Se informa además que cuatro misiles balísticos, previamente preparados y que podrían haberse utilizado en ataques contra Israel, fueron destruidos en el instante en que estaban siendo preparados para el lanzamiento. Las fuerzas armadas subrayan que estas operaciones no solo se han centrado en objetivos militares, sino también en estaciones logísticas, almacenes de armas, sistemas de radar y sistemas de defensa aérea, lo que complica la planificación y ejecución de futuros ataques por parte de Irán. Adicionalmente, en las acciones nocturnas se destruyeron varias furgonetas presumiblemente utilizadas para transportar drones, así como infraestructuras necesarias para el lanzamiento de misiles y drones. El Ministerio de Defensa israelí también informa que los golpes afectaron los sistemas de mando y control de la defensa iraní, reduciendo la efectividad de su sistema antiaéreo, lo que dificulta la defensa frente a posibles contraataques israelíes. Esta operación nocturna refuerza una vez más la posición de Israel sobre la necesidad de tomar medidas drásticas para destruir el programa nuclear iraní, considerado por Tel Aviv como una amenaza para la seguridad de la región y del mundo. Los oficiales militares israelíes señalan que futuros ataques son posibles si fuera necesario, y que los objetivos estratégicos permanecen en su prioridad. La escalada del conflicto abre nuevos escenarios impredecibles en la región y aumenta el riesgo de que otros países se vean involucrados en el enfrentamiento. La comunidad internacional hace un llamado a la diplomacia moderada y a evitar una confrontación a gran escala, mientras las fuerzas militares y el Gobierno de Israel fortalecen sus operaciones para impedir que el programa nuclear iraní adquiera la capacidad de causar destrucción masiva y para evitar el desarrollo de infraestructura de misiles que eventualmente pueda poner en peligro la estabilidad de toda la región.