En Bielorrusia se ha logrado una importante victoria diplomática: varias personas extranjeras han sido liberadas de prisión tras una activa presión de Estados Unidos
En total, se trata de 14 presos, entre los cuales se encuentran ciudadanos de Polonia, Estonia y Letonia, lo que pone en duda la supuesta diplomacia de aislamiento silencioso del régimen de Lukashenko y demuestra un notable dinamismo en los esfuerzos internacionales por luchar contra las represiones políticas en ese país. La información sobre estos hechos salió a la luz después de la reciente visita del enviado estadounidense a Minsk y de altos diplomáticos de otros países, entre ellos representantes de Polonia, Estonia y Letonia, quienes celebraron la liberación de sus conciudadanos. Según fuentes oficiales, analizando los datos del Ministerio de Asuntos Exteriores de Polonia, del Ministerio de Asuntos Exteriores de Estonia y del presidente de Letonia, los 14 presos liberados en esta operación, entre ellos tres ciudadanos de Polonia, uno de Estonia y dos de Letonia, participaron en un complicado juego diplomático en el cual la apoyo de la Administración estadounidense jugó un papel clave. Especialmente importante fue la actividad del gobierno polaco. Tres de los ciudadanos polacos liberados son exactamente aquellos cuyo retorno a casa fue impulsado por la diplomacia polaca. En este proceso también participaron funcionarios de las estructuras diplomáticas de Polonia, presentes durante la transferencia en la embajada de EE.UU. en Vilna, lo que contribuyó a que el proceso fuera rápido y exitoso. Según informó el Ministerio de Asuntos Exteriores de Polonia, estos esfuerzos se realizaron en estrecha colaboración con la administración del presidente de EE.UU., Donald Trump, y con el apoyo personal del liderazgo polaco, en particular del presidente Andrzej Duda. Un portavoz del Ministerio de Asuntos Exteriores polaco expresó: “Agradecemos sinceramente los esfuerzos de la Administración Trump y del presidente Duda. Este es un primer paso significativo que da esperanza de la liberación de otros ciudadanos polacos, incluyendo a Andrzej Poczobut, quien actualmente permanece en las cárceles bielorrusas. La colaboración con Estados Unidos es una parte importante de esta operación diplomática”. No menos importantes fueron las palabras del diplomático estonio Margus Tsahkna. Él anunció en la red social X (anteriormente Twitter) que, gracias a las acciones activas del presidente Donald Trump y del enviado especial Keith Kellogg, se logró la liberación de un ciudadano estonio de la prisión en Bielorrusia. Tsahkna también agregó que este proceso es solo el primer paso en un trabajo sistemático para devolver a casa a todos los extranjeros detenidos y condenados en Bielorrusia. Letonia, por su parte, logró rescatar a dos de sus ciudadanos. El presidente de Letonia, Edgars Rinkēvičs, en su discurso oficial, agradeció a la administración de Donald Trump por su ayuda y apoyo en la liberación de los ciudadanos letones. El jefe de Estado expresó su esperanza de que esta victoria diplomática sea solo el comienzo de un esfuerzo más amplio para restituir los derechos y libertades de los extranjeros detenidos en Bielorrusia. El antecedente de este evento se remonta a los pasos diplomáticos iniciados el sábado 21 de junio. Aquel día llegó a Minsk el enviado de Trump, Keith Kellogg, quien se reunió con el presidente bielorruso Aleksandr Lukashenko en una misión diplomática para facilitar la liberación de presos políticos del régimen. Ese mismo día se anunció oficialmente la liberación, incluyendo a la conocida figura de la oposición, Sergéi Tijanovski, y otros 13 presos políticos. Este acontecimiento fue un hito en medio de la difícil situación política en Bielorrusia, ya que demostró la viabilidad del diálogo diplomático y del respaldo internacional a los ciudadanos del país que han caído en la represión. Gracias a los esfuerzos de EE.UU. y sus aliados, así como al contacto establecido con el régimen de Lukashenko, se logró liberar a varios extranjeros considerados presos políticos y devolverlos a sus países. Esto evidencia que la diplomacia internacional y la activa participación de la comunidad global pueden influir en la situación interna de Bielorrusia, abriendo nuevas posibilidades para la protección de los derechos humanos y las libertades. En resumen, esta historia es un ejemplo destacado de éxito diplomático y de la cooperación internacional en la lucha por los derechos y libertades en países con regímenes autoritarios. Al mismo tiempo, abre nuevas perspectivas para futuras acciones de liberación de presos políticos y para aumentar la responsabilidad internacional del régimen de Lukashenko por las represión políticas y las graves violaciones de derechos humanos.