La evacuación de Kupiansk se complica: la RVA advierte sobre un nuevo nivel de amenaza

La amenaza a la vida y la seguridad de los habitantes de Kupiansk continúa en aumento. Según informaciones de la dirección de la Administración Militar Regional (RVA), el proceso de evacuación de la ciudad se ha vuelto mucho más vulnerable y arriesgado debido a la intensificación de los ataques rusos, en particular el uso de drones kamikaze FPV, así como los bombardeos por parte de las fuerzas rusas. Esto pone en peligro la vida no solo de la comunidad, que lleva más de un año bajo el fuego del enemigo, sino también de aquellos que intentan sacar a la gente de la zona peligrosa. Según informó en transmisión en vivo del canal estatal "Suspilne", el jefe de la RVA de Kupiansk, Andriy Kanashevych, la situación en el lugar ha empeorado significativamente. Antes, los voluntarios y los servicios de rescate ayudaban sin mayores dificultades a los residentes a evacuar con el apoyo de vehículos blindados y grupos móviles. Ahora, esta práctica se ha vuelto imposible debido al aumento de ataques peligrosos, principalmente de drones kamikaze. "Antes podíamos involucrar a grupos de voluntarios que, en condiciones difíciles, evacuaban rápidamente a las personas de Kupiansk. Ahora, la situación ha cambiado: para evacuar, tenemos que acudir a unidades especiales con vehículos blindados y armamento adecuado. Ellos deben realizar esto con cuidado para no poner en riesgo a las personas aún más. Esto indica que la situación en la ciudad y sus alrededores ha empeorado considerablemente", declaró Kanashevych. Según el jefe, los rusos golpean de forma implacable en Kupiansk y en los pueblos cercanos todos los días. Los bombardeos, en particular con drones FPV capaces de apuntar con precisión y destruir objetivos en movimiento, se han vuelto habituales. "Estos drones atacan a todos los objetivos que llaman su atención, sin importar si son vehículos civiles o equipo militar. Atacan especialmente las zonas cerca de la ciudad, destruyendo todo a su paso, y sin discriminación", subraya el jefe de la RVA. Debido a estos peligrosos ataques, la recuperación de las infraestructuras vitales se ha complicado considerablemente. El agua, el gas y la electricidad, que habían sido parcialmente restaurados tras los daños, vuelven a interrumpirse por los bombardeos y destrucciones. Estas situaciones son especialmente frecuentes en la margen derecha del río Oskil, donde, debido a ataques constantes, no se puede mantener adecuadamente la infraestructura y los residentes deben vivir en tensión permanente. "Vemos lo difícil que es la vida de la gente en estas condiciones. Además, el ejemplo de la comunidad de Petropavlivka en el noreste de la región ilustra que la recuperación de cualquier servicio es casi imposible", explica Kanashevych. "Aunque la comunidad fue desocupada en septiembre de 2022, sus habitantes aún carecen de electricidad, agua y gas. Esto es resultado de los constantes bombardeos y destrucciones, y por ahora, devolver la vida en plenitud sigue siendo muy difícil." Según las estimaciones del jefe de la administración regional, desde el inicio de la agresión rusa en septiembre de 2022, en el distrito de Kupiansk han muerto alrededor de 349 personas, centenas han resultado heridas. Estas cifras reflejan la trágica realidad de la guerra, que actualmente no tiene fin y conlleva grandes pérdidas humanas. Recordemos que, en mayo de este año, la situación en Kupiansk y los pueblos circundantes se calificaba como crítica. La ciudad estaba dañada o destruida en casi un 90%, lo que indica la magnitud de los daños y la crisis humanitaria en curso. La vida de los residentes sigue en peligro, y la evacuación continúa siendo una tarea difícil y peligrosa. En general, la situación en Kupiansk y sus alrededores sigue siendo extremadamente tensa y requiere esfuerzos no solo de las autoridades locales, sino también del apoyo internacional para garantizar la seguridad y satisfacer las necesidades humanitarias de la población. La guerra no solo destruye infraestructuras, sino que también pone en peligro la vida de miles de civiles que deben sobrevivir en condiciones aún más difíciles.