Tensión agravada y juegos políticos: Cómo Trump dejó la cumbre del G7 antes de tiempo y qué hay detrás de su decisión

Chas Pravdy - 19 junio 2025 15:24

Es evidente que la pasada cumbre del Grupo de los Siete, celebrada en Canadá, permanecerá en la memoria de analistas políticos y observadores internacionales como una de las más enigmáticas y escandalosas de los últimos años. La noticia principal fue la partida repentina y sin aviso del presidente estadounidense Donald Trump durante el apogeo del evento. Esta decisión generó muchas sorpresas y suposiciones acerca de los motivos que la impulsaron, ya que las explicaciones oficiales fueron bastante generales — "para regresar a Washington y resolver conflictos globales". Sin embargo, periodistas y fuentes cercanas a altos niveles revelan un contexto más complejo y multifacético. Según información difundida por el periódico británico Financial Times y confirmada por fuentes de "European Pravda", la razón no se limita a motivos exclusivamente diplomáticos. Se sabe que la tensión entre Trump y el presidente francés Emmanuel Macron contribuyó de manera significativa a su pronta salida de la cumbre canadiense. Inicialmente, se habló de que la reducción del formato buscaba evitar presiones y coacciones por parte de otros líderes, pero posteriormente quedó claro que detrás de este movimiento había un motivo más personal y políticamente delicado. Las fuentes confirman que Trump no sentía simpatía hacia Macron, especialmente tras su parada en Groenlandia y los acalorados conflictos acerca del control del estatus de la isla. Los datos publicados indican que estos roces personales y la confrontación influyeron indirecta o directamente en la decisión del mandatario estadounidense de abandonar la cumbre antes de lo previsto. También es relevante señalar que existieron signos claros de que se ignoró la posibilidad de un encuentro personal con el presidente ucraniano Volodymyr Zelensky. Según se informa, Trump dejó en claro desde antes del inicio de la cumbre, en términos contundentes, que no tenía intención de discutir asuntos relacionados con Ucrania, probablemente por motivos internos relacionados con diferencias políticas y objetivos tácticos propios, lo que canceló de facto el formato de negociaciones planificado para esa ocasión. Tras la partida de Trump, los politólogos señalan que el líder ucraniano perdió la oportunidad de dialogar personalmente con su colega estadounidense. Sin embargo, resulta aún más interesante el hecho de que esta especie de "cuarentena" en los contactos diplomáticos internos ocurrió en un contexto de cambios en los enfoques hacia la seguridad regional y los alianzas internacionales. No menos importante es que, en medio de estos nuevos juegos políticos, la OTAN realizó importantes correcciones en su estrategia internacional. En particular, los organizadores de la cumbre en La Haya, donde estaban planeadas reuniones de los líderes de países aliados y socios, tuvieron que reducir el número de eventos a un mínimo, limitándose a una sola sesión de trabajo. Según informantes, esto tuvo como objetivo evitar repetir la situación en la que Trump, en el pasado, abandonaba repentinamente los eventos, situación que socavaba la autoridad y la unidad de todos los participantes. Desde el punto de vista de los expertos, este paso de EE. UU. generó aún más repercusiones: independientemente de las declaraciones oficiales sobre motivos internos, el análisis político indica que la decisión de Trump de abandonar la cumbre antes de tiempo responde a una serie de motivos estratégicos y sutiles. Por un lado, es una demostración de desacuerdo personal y de protesta contra las acciones del presidente francés, quien hizo una parada pública en Groenlandia y se oponía a los planes estadounidenses de controlar esa región. Por otro, la falta de interés en reunirse con su homólogo ucraniano refleja su intención de no entrar en confrontaciones diplomáticas adicionales ni en debates internacionales que pudieran fortalecer las fracturas internas de su administración. En resumen, la partida repentina de Trump de la cumbre del G7 no fue solo una manifestación de ofensa personal o ambiciones políticas, sino también una señal de los cambios globales en la diplomacia mundial. Es un testimonio de que los tiempos actuales exigen de los líderes no solo resistencia diplomática sino también la capacidad de reaccionar rápidamente a los desafíos internos e internacionales, mostrando flexibilidad táctica y destrezas para equilibrar las diversas presiones. Cabe agregar que este incidente impactó significativamente en la reputación de EE. UU. en el mundo y puso en duda el formato tradicional de encuentros de alto nivel. Por ello, los expertos advierten que este caso podría sentar un precedente para una nueva ola de juegos políticos tanto en el ámbito interno como en la arena internacional, poniendo en entredicho la estabilidad de los alianzas globales y el nivel de confianza entre los principales actores mundiales.

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