La inteligencia británica advierte: que el conflicto entre Israel e Irán crea nuevos desafíos para Rusia, pero al mismo tiempo le abre posibilidades para maniobras ventajosas en la política mundial
Según los datos publicados en el informe del Reino Unido, la situación en Oriente Medio tiene el potencial de influir significativamente en el equilibrio de fuerzas a nivel global, obligando al Kremlin a reconsiderar su papel y estrategia en la región. Los servicios de inteligencia recuerdan que no existen garantías u obligaciones oficiales por parte de Rusia respecto a brindar apoyo militar a Irán en su conflicto con Israel. Aunque en enero de 2025, Moscú y Téhéran firmaron un acuerdo de asociación estratégica integral que abarca la cooperación en los ámbitos de defensa y seguridad, este no contempla una defensa mutua. Esto distingue sustancialmente su alianza de los pactos similares entre Rusia y Bielorrusia o Corea del Norte. La colaboración en el ámbito militar, en particular, implica el intercambio de tecnologías y materiales, pero no hay compromisos oficiales de participar en combates del lado de uno u otro socio. Al mismo tiempo, los analistas británicos están convencidos de que Moscú valora las oportunidades que brinda este conflicto. Según ellos, por un lado, desvíe la atención de la comunidad internacional de los problemas de Ucrania y reduce la presión sobre Rusia en el ámbito militar y diplomático. “Por otro lado”, indica el informe, “probablemente, el conflicto afectará negativamente las futuras entregas de equipamiento militar iraní a Rusia”. Esto está muy relacionado con las sanciones y la dinámica en Oriente Medio. La inteligencia subraya que Rusia ha recibido de Irán una considerable cantidad de drones de ataque, que han sido componentes importantes en sus operaciones militares. Además, Téhéran ha contribuido activamente a la creación de producciones de drones de ataque en Rusia, lo que permite a Moscú reponer sus reservas y fortalecer su capacidad de combate. No menos importante es la ayuda de Irán en el suministro de misiles balísticos y municiones de artillería, que proporcionan recursos adicionales a las fuerzas rusas en el contexto de los actuales combates. En medio de estos acontecimientos, el 13 de junio, se produjo un desarrollo repentino y escalation: Israel llevó a cabo ataques a objetivos en Irán que, según las fuerzas militares israelíes, están directamente relacionados con el programa nuclear de Téhéran. Esto es un intento de impedir que Irán adquiera armamento nuclear, afirman los representantes israelíes. Después, comenzó un intercambio de cohetes y golpes que evidencia un agravamiento del conflicto. Los círculos diplomáticos iraníes advirtieron de inmediato que la intervención de Estados Unidos en esta situación podría desencadenar una crisis a gran escala en la región, llevando a una guerra total en Oriente Medio. Las declaraciones del Ministerio de Asuntos Exteriores iraní y los hechos en la región solo subrayan que la situación de seguridad en Oriente Medio sigue siendo tensa e imprevisible. Los servicios de inteligencia británicos consideran que este conflicto podría tener consecuencias a largo plazo no solo para Israel e Irán, sino también para el escenario político mundial. Al mismo tiempo, Rusia, al evaluar la situación, no se apresura a intervenir directamente, pero intenta aprovechar las circunstancias para fortalecer su posición y buscar nuevos momentos ventajosos en las complejas peripecias internacionales.