El presidente de EE

Chas Pravdy - 19 junio 2025 11:20

UU., Donald Trump, expresa dudas sobre la posibilidad de lograr éxito en un eventual golpe futuro contra la infraestructura nuclear de Irán, informan fuentes autorizadas. Según la publicación "European Pravda", que cita al periódico británico The Guardian, la decisión sobre la posible utilización de la fuerza militar contra Irán está bajo serias dudas incluso en los círculos más altos. De acuerdo con las fuentes, durante recientes consultas con representantes del Ministerio de Defensa de EE. UU., el presidente expresó una visión crítica respecto a la efectividad probable de un ataque estadounidense a los objetos nucleares en Teherán. En particular, se discutió que ninguno de los escenarios planificados garantiza la destrucción total de los sitios de enriquecimiento de uranio, como el situado en Fordo, que es importante para el programa nuclear iraní. El plan más discutido entre los militares es la utilización de la llamada bomba antitúnel GBU-57, con un peso superior a 13.6 toneladas, que, según estimaciones previas, podría destruir eficazmente el objetivo. Sin embargo, a pesar de la confianza en que este armamento podría destruir un objetivo claramente definido, Trump no estaba convencido de su plena efectividad. Como resultado, las decisiones correspondientes se postergaron y el presidente mantuvo la máxima prudencia respecto al uso de la fuerza. Según las fuentes, se espera que la amenaza de intervención militar pueda tener un impacto psicológico estratégico en Teherán: puede actuar como palanca en las negociaciones diplomáticas, impulsando a las autoridades iraníes a nuevos compromisos políticos. Al mismo tiempo, en los círculos militares siguen en curso acalorados debates sobre la naturaleza del armamento a aplicar y su efectividad. La preferencia por armas de alta precisión con gran alcance probablemente excluye la posibilidad de usar armamento nuclear táctico, planes reales que nunca fueron comunicados oficialmente a los altos mandos, incluyendo al ministro de Defensa, Pito Ghegset, y al jefe del Estado Mayor Conjunto, general Dan Caine. Según inteligencia, para destruir la instalación en Fordo, primero sería necesario atacar su base con bombas convencionales desde B-2, y solo después usar armas nucleares tácticas — un escenario que actualmente Trump descarta. La administración de EE. UU. se centra en el uso de municiones convencionales de alta precisión en futuras operaciones, una decisión que, según analistas, podría retrasar la adquisición de uranio por parte de Irán con fines militares al menos varios años. Sin embargo, este escenario no puede eliminar completamente toda la capacidad nuclear iraní, por lo que el programa sigue representando una amenaza potencial. Según "The Wall Street Journal", en recientes conversaciones privadas con asistentes de Trump se habría discutido la posibilidad de apoyar la idea de sancionar una operación militar contra Irán. Sin embargo, el presidente de EE. UU. decidió, por el momento, contenerse para ver si Teherán renunciaría voluntariamente a su programa nuclear. Al mismo tiempo, la agencia Bloomberg informa sobre la preparación de las fuerzas militares para un posible golpe en los próximos días, sugiriendo la seriedad de las intenciones de la administración. En general, queda la incertidumbre sobre cuánto están dispuestos los EE. UU. a arriesgarse directamente en un conflicto con Irán y qué papel juegan en ello sus aliados, en particular Israel. En declaraciones públicas, Trump aún se abstiene de apoyar abiertamente o rechazar la idea de una operación militar a gran escala, dejando abierta la posibilidad para maniobras diplomáticas y decisiones estratégicas en el futuro.

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