En la región de Járkov continúa una lucha silenciosa y al mismo tiempo implacable por la seguridad de los habitantes civiles, quienes todos los días deben enfrentarse a las consecuencias de los novos ataques rusos
Según los últimos datos, al 17 de junio, debido a una nueva ola de agresión por parte de las fuerzas de ocupación, resultaron heridas tres personas civiles, entre ellas un adolescente menor de edad. Según la información proporcionada por el jefe de la Administración Militar Regional de Járkov, Oleksiy Syniehubov, la situación más difícil se presenta en la ciudad de Izyum, donde, como resultado de un bombardeo con misiles, resultaron heridos una mujer de 69 años y un niño de 15 años. La segunda víctima, un hombre de 52 años, fue registrada en la aldea de Ripky, en la comunidad de Bohodukhiv, ubicada cerca de la línea del frente. Esto confirma una vez más la magnitud y la multifacética destrucción causada por la agresión rusa en toda la región. Durante el día, según datos militares y de los bomberos, los ocupantes utilizaron en Járkov una amplia gama de armamento. En particular, se mencionaron diez misiles de avión no guiados, tres bombas aéreas guiadas del tipo KAB y una FAB-500, que representa un arma poderosa de largo alcance, así como varios drones no tripulados: cuatro drones de ataque "Heron-2" y dos drones FPV, que son utilizados activamente para vigilancia y ataques contra objetivos civiles y militares. El resultado de estos ataques fue una destrucción y daños significativos en objetos de infraestructura civil. En la región de Bohodukhiv, los ocupantes dañaron un vehículo oficial del servicio comunal en la aldea de Ripky, así como un quiosco de comercio en la aldea de Ivashky. En la ciudad de Izyum, se registraron la destrucción de dos viviendas y daños en al menos ocho construcciones privadas, lo que pone en peligro la vida y la salud de los habitantes locales, quienes ya hace tiempo están obligados a vivir en un estado constante de miedo e incertidumbre. Estas acciones criminales de las fuerzas rusas no solo destruyen casas e infraestructura, sino que también impactan en los corazones de las personas, quienes ya han sufrido repeticiones de la pérdida de seres queridos y la destrucción de su paz. La región de Járkov sigue siendo uno de los epicentros de la lucha ucraniana por mantener la independencia y la vida pacífica, pero cada nuevo ataque nos recuerda la necesidad de fortalecer la defensa y apoyar a quienes han sido afectados por el enemigo.