Irán rechaza firmemente la posibilidad de comenzar cualquier negociación durante el período de acciones militares activas, incluyendo durante el «ataque de Israel» — así publicaron los principales medios de comunicación mundiales, citando fuentes diplomáticas

Según Reuters y The Times of Israel, Teherán comunicó claramente a sus intermediarios en Qatar y Omán que en este momento no está dispuesto a ninguna negociación sobre el cese de hostilidades o acuerdos relacionados con el acuerdo nuclear. Esto ocurrió en el contexto de acciones militares activas y la tensión alrededor de Israel e Irán, que se ha agudizado en los últimos días. Una fuente que solicitó mantener el anonimato informó que las autoridades iraníes enfatizaron que el diálogo y los esfuerzos diplomáticos solo podrán reanudarse tras la respuesta a los rápidos ataques preventivos de Israel. Según un portavoz, Teherán tiene en mente negociaciones no solo sobre la cesación de hostilidades con Israel, sino también sobre la posible reanudación del diálogo con EE. UU. respecto al programa nuclear — un enfoque que es improbable mientras la situación no se estabilice. Al mismo tiempo, The Times of Israel señala que aún existe discrepancia en la interpretación: los funcionarios iraníes no han confirmado que hayan solicitado a Omán y Catar que involucren específicamente a Estados Unidos como mediador en la resolución del conflicto. La prensa expresa temores de que este malentendido generalizado pueda complicar el proceso diplomático. El origen del conflicto tiene un carácter claro: el 13 de junio, las fuerzas israelíes llevaron a cabo ataques en puntos clave en Teherán y sus alrededores, así como en otras regiones del país. Según la declaración oficial de Israel, fue un golpe preventivo dirigido a destruir objetivos nucleares y reducir riesgos militares por parte de Irán. Como resultado, fueron eliminadas figuras de alto rango — el comandante del Cuerpo de Guardias de la Revolución Islámica, general de división Hossein Salami; el comandante del Estado Mayor de Hatem al-Anbiya, general de división Gholamali Rashidi; y el jefe del Estado Mayor de las Fuerzas Armadas, Mohamad Bagheri. No menos importante, durante los bombardeos también murieron seis científicos nucleares iraníes. Estos eventos provocaron una reacción masiva de las instituciones iraníes — entre ellas, llamadas a acciones en respuesta. Tras el ataque israelí, el presidente de EE. UU., Donald Trump, no ocultó su preocupación y llamó a Irán a volver a las negociaciones sobre el programa nuclear, insistiendo en que debe hacerse de inmediato, mientras exista oportunidad de encontrar una solución diplomática. Sin embargo, las autoridades iraníes y representantes de las instituciones públicas declararon de inmediato que es poco probable que haya negociaciones en este momento y que el diálogo con EE. UU. se vuelva inútil tras los ataques recientes. En la noche del 14 de junio, Irán respondió con un ataque con misiles en territorio israelí, usando misiles balísticos. Según datos preliminares, al menos dos personas resultaron heridas y más de 50, recibieron lesiones. La noche siguiente, 15 de junio, las fuerzas iraníes llevaron a cabo otra operación de misiles en territorio israelí. Como resultado, murieron tres personas; unas doscientas resultaron heridas, y aproximadamente treinta y cinco personas están desaparecidas. Es importante destacar que, como consecuencia de estas acciones militares, también sufrió la población ucraniana — según información preliminar, hay cinco víctimas ucranianas, entre ellas tres niños. Esto subraya una vez más la naturaleza global del conflicto y su peligroso impacto no solo en la región, sino también en la seguridad mundial. En medio de esta tensión, círculos diplomáticos señalan que, dependiendo del desarrollo de los eventos y las acciones futuras de ambas partes, aumenta el riesgo de escalada y propagación del conflicto. Por ahora, Irán declara claramente que las negociaciones no son su prioridad en esta etapa, y en cambio busca fortalecer sus posiciones militares y esperar momentos propicios para esfuerzos diplomáticos. Los actores globales y jugadores internacionales siguen de cerca el desarrollo de los acontecimientos en la región, ya que el riesgo de un enfrentamiento a gran escala en esta y otras posibles guerras es bastante alto.